Decidió que lo que recibiría en su cumpleaños —12 de diciembre—, lo utilizaría para llevar alegría a los niños del Hogar Luz de Fátima, en la zona 15.
“De pequeña me enseñaron el valor de compartir con los más necesitados… Llevar felicidad no se compara con recibir dinero y la sonrisa que los niños me devolvieron fue el mejor regalo de mi vida”, asegura con entusiasmo.
Su acto de bondad sería recompensado, ya que los pequeños se enteraron de su cumpleaños y decidieron sorprenderla: “¡Me regalaron un ramo de rosas y un pastel! A veces los que menos tienen son los que más dan”, reflexiona.
A pesar que su vida no ha sido fácil, ya que nació con espina bífida, siempre se esforzó para salir adelante. “Aprendí que hay personas que necesitan más ayuda que yo”, asegura.