Más que pensar en ropa nueva o quemar pirotecnia, como lo hará gran parte de la población, a las familias albergadas les ocupa encontrar un plato de alimentos cada día, al tiempo que ruegan a Dios que los niveles del agua desciendan para al fin puedan regresar a sus hogares, inundados desde hace casi dos meses por el paso de las tormentas.
Datos de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) dan cuenta que cuando comenzó la emergencia se habilitaron 340 albergues que dieron protección a casi 40 mil personas; a medida que pasaron las semanas ese número disminuyó, aunque sigue amplio.
Las estadísticas recientes de la emergencia dicen que al menos 133 mil 162 personas estarán esta noche en un albergue; 5 mil 217 en centros de protección temporal oficiales y 127 mil 945 no oficiales, estos son coordinados entre familiares y vecinos, y de su existencia tiene conocimiento las coordinadoras locales.
Los albergues que aún se encuentran habilitados están en Quiché, Petén, Alta Verapaz, Izabal, Zacapa y Chiquimula, departamentos en donde aún se cuentan zonas vulnerables, por lo que no es recomendable que las personas retornen a sus comunidades.
Una cena diferente
Según la Conred, anteriormente habían atendidos a grupos grandes de afectados por fenómenos naturales, pero es la primera vez que la emergencia se extiende hasta las celebraciones de fin de año con números tan elevados.
“Esta cantidad de personas no se había tenido para estas fiestas donde sabemos que hay muchas celebraciones en los hogares, no se tenían cifras como las que se están teniendo a este momento desde hace 22 años cuando tuvimos el huracán Mitch, Stand o Agatha, pero todos estos fueron en otras fechas, sabemos que muchas personas en estos días quisieran estar en un lugar intimo como familia, en su hogar y no en un albergue colectivo”, explicó David de León, vocero de Conred.
El portavoz añadió que “gracias a guatemaltecos de buen corazón” que aún hacen donaciones y al esfuerzo de las coordinadoras locales, se espera dar una cena diferente en algunos albergues este 24 de diciembre. Probablemente un tamal durante la Nochebuena, para recibir la Navidad y que estas familias mitiguen, aunque sea un poco, las preocupaciones.
Apoyo por redes sociales
Aunque desde hace semanas las constantes lluvias cesaron, los problemas continúan como el primer día, según Yocarina Franco, comunitaria afectada de El Kilombo, Puerto Barrios, Izabal.
Ella perdió casi todo su pequeña librería que tenía, además de muebles y otros artículos. Aun vive en su casa, pero muchos de sus vecinos se vieron obligados a irse y dejaron de lado cualquier plan para estas fechas.
“Uno pensaba ‘para la Navidad haré esto y lo otro’, pero ahorita todos estamos afectados y no sabemos si vamos a comprar nuestras cositas”, comentó Franco, quien narra que un familiar le tuvo que regalar una cama porque la suya la perdió con la inundación.
La afectada también dijo que gracias a las redes sociales ha conseguido ayuda para sus vecinos, “Realmente el pueblo salvó al pueblo porque la mayoría de amistades y personas que miraban las publicaciones en Facebook nos escribían preguntando qué queríamos o necesitábamos”, enfatizó.
De la misma forma Xiomara Osorio, voluntaria en Puerto Barrios, consiguió apoyo de muchos de sus amigos que están en el extranjero, quienes al ver en las noticias y redes sociales la magnitud del desastre enviaron donaciones.
“Todavía está duro, hace unos días estuve en San Francisco —otra aldea de Puerto Barrios— y todavía hay mucho lodo, la gente no ha logrado estabilizar en sus casas, algunos tenemos que comer pero toda esta gente con la única comida que cuenta es la de las ayudas que se les da la gente”, señaló.
El sentido de la Navidad
Aunque la situación es difícil, existen voluntarios que deciden dejar a un lado la comodidad de su hogar para dar una mano.
Adela de Rizzo trabaja como gerente de Desempeño Social de Fundación Génesis Empresarial, gracias a un amplio equipo de voluntarios han podido llevar alimentos a comunidades que siguen incomunicadas.
“Como quisiéramos que la Navidad trajera para todos los guatemaltecos solo noticias felices, pero dentro de lo difícil de la situación y las pérdidas humanas y económicas, el que tengamos voluntarios activados llegando a lugares tan recónditos nos hace descubrir el verdadero sentido de la Navidad”, comentó de Rizzo.
Osorio resaltó que tal vez por la época se han encontrado con muchas personas que les han ayudado. “Gracias a Dios se ha visto mucha humanidad de parte de todos al momento de colaborar, hemos sentido más ese amor al prójimo, siento que nos está ayudando a unirnos más como personas y a ver menos las diferencias entre las personas”, expresó.
Aunque parezca una frase trillada se acopla a nuestra realidad. La navidad no son regalos o artículos materiales, sino un espacio en el que se nos da la oportunidad para recibir bondad en el corazón y compartirla con nuestros semejantes, coinciden las entrevistadas.