“La tierra no da para que todos comamos. Somos gente trabajadora, y que nos quieran quitar la oportunidad de vender en este parque es malo”, comentó el niño, quien cuida la venta en la plaza mientras su hermana ofrece los productos en el mercado.
Con entusiasmo, Magnolio cuenta que su sueño es llegar a ser un gran médico para ayudar a sus vecinos, ya que en la aldea hay niños que están enfermos, incluyendo a sus hermanos. “Por eso quiero seguir en la escuela y ganar el año”, comenta. De hecho, siempre lleva sus cuadernos, porque mientras llega algún comprador se dedica a leer, repasar y hacer las tareas.
Agresión criticada
La semana pasada, un agente municipal le quebró algunos productos para prohibirle vender en la Plaza.
“Todo ese día lloró y no almorzó ni cenó de la pura tristeza”, refiere su hermana Rosa Elena Aquino. Ayer, Magnolio, el número 13 de 14 hermanos, tenía miedo de regresar a la cabecera de Chiquimula, por temor a que le volvieran a destruir la venta.
El primer aviso de este hecho se dio a través del perfil de Facebook Gráfico de Oriente.
Elda Morataya de Bracamonte, maestra de Camotán, llego a buscar al pequeño para comprarle algo y felicitarlo. Le dijo que muchos niños con posibilidades de estudiar no querían hacerlo, mientras que él vence adversidades.
Manuel Molina, vendedor de artesanías, dijo que Magnolio es muy amable con los clientes pero el acoso de los agentes de la Policía Municipal de Tránsito es frecuente y amenazan constantemente a los pequeños vendedores. “Pero cuando hay empresas grandes les abren toda la plaza, bajo el pretexto de que es una feria, con lo cual hay discriminación”, denunció.