El documento cita, además, a Julio Salvado, médico del hospital para enfermos mentales, y al facultativo Bianchi, ministro de Salud Pública y Asistencia Social de esa época, quien habría firmado el convenio con la Pasb.
Inicialmente, el laboratorio que EE. UU. instalaría serviría para realizar experimento de Cutler, el cual consistió en inocular gonorrea, sífilis y chancros en prisioneros de la cárcel de la capital.
El acuerdo establecía que “el equipo instalado en Guatemala para el estudio sería trasladado al gobierno cuando el Pasb renunciara al interés en el programa de investigación y entrenamiento; también, que el personal local sería capacitado para trabajar en el servicio de salud pública, y para hacerse cargo de la unidad”.
Cutler se habría decidido a efectuar el experimento en Guatemala a sugerencia de Juan María Funes, quien le habría indicado que “se creía que las prisiones guatemaltecas representaban un lugar con las condiciones óptimas para estudiar la efectividad de los tratamientos preventivos, luego de una exposición genital a enfermedades de transmisión sexual”, dice el reporte.
El Laboratorio de Investigación de Enfermedades Venéreas de EE. UU. asumió la responsabilidad por la dirección científica y técnica del proyecto, y proporcionó a la Pasb el personal necesario para dirigir el proyecto.
Seguimiento
Luego de concluido el experimento en 1948, fueron Juan María Funes y Salvado quienes dieron seguimiento a las personas inoculadas y contagiadas, a fin de proveer más datos a la investigación de Cutler.
“Hacemos los arreglos necesarios para financiar la fase terminal del estudio. Será retomado con dos médicos locales, los cuales siguen a cargo, con el propósito de continuar con la observación de ciertos pacientes de los grupos ( ) con los doctores Salvado y —Juan María— Funes ( ) quienes serán considerados para estas tareas”.
Entre 1946 y 1948, Cutler habría realizado unos 18 experimentos con sífilis, y habrían sido infectadas 712 personas.
Los 41 estudios sobre gonorrea fueron efectuados en 712 personas, de las cuales 663 eran soldados; el resto, pacientes del hospital para enfermos mentales; y 142 efectivos del Ejército fueron infectados con chancros.