En ese lugar, explicó Houston, fue hallada la tumba que creen pertenece a “Chak” (pescado-perro), gobernante de El Zotz, una antigua ciudad maya ubicada 23 kilómetros al oeste de Tikal, la más grande metrópoli maya descubierta hasta el momento.
Según Houston, dentro de la tumba del “Chak” fueron encontrados también los restos de seis niños, de entre 1 y 5 años de edad, que “probablemente fueron sacrificados” en honor del gobernante.
Así como objetos de jade, mosaicos de máscaras, conchas de oliva pertenecientes a un cinturón utilizado para bailes rituales, textiles y objetos de madera, entre otros.
El Zotz, ciudad de Murciélagos en idioma maya, según indicios científicos, tuvo su apogeo durante el período clásico de la civilización maya (del año 300 al 600 después de Cristo), aunque permaneció habitada hasta el posclásico (año 900 después de Cristo).
Según Houston, la tumba del “Chak”, que data de entre el año 350 al 400 después de Cristo, así como los objetos que fueron hallados en su interior, permaneció “casi intacta” gracias a las capas de lodo que fueron ubicadas para protegerla.
Se cree que el gobernante tenía entre 50 y 60 años de edad cuando murió, que su muerte fue por causas naturales y que por el estado de sus huesos padecía alguna enfermedad ósea como artritis.
Según los expertos, esta es la primera vez que se descubre en los territorios habitados por los mayas, evidencias sobre el sacrificio de niños en honor a sus reyes y gobernantes.
“El descubrimiento de esta tumba da a conocer una fuente inesperada del arte maya, así como de sus ritos mortuorios que pueden padecer macabros”, explicó Edwin Román, quien junto con Houston dirige el proyecto de excavaciones en el sitio de “El Diablo”.