La pareja se casó cuando ella aún tenía 17 años. Procrearon una hija que cumplirá 3. En su corta historia de amor se habían divorciado y planeaban volver a desposarse. Cinco días antes, ocurrió el crimen.
En la audiencia realizada en Cobán, Jason Armando Yánez, de nacionalidad estadounidense, permaneció atrás de un biombo para no ser visto por la madre de la víctima, Vanesa Ibáñez. La defensa del sentenciado tiene 10 días para presentar un recurso de apelación.
Juan Carlos Aquil Iguardia, abogado de la Fundación Sobrevivientes, expresó que la familia de Estefanía Izabel Javier Ibáñez se encuentra satisfecha por la sentencia emitida, aunque ellos habían solicitado 50 años de prisión, pero “sabemos que los miembros del tribunal emitieron una sentencia apegada a derecho”, indicó el profesional.
Mientras que el abogado defensor, Alexis Calderón, mencionó: “Se acaba de dar únicamente la parte resolutiva. Tenemos que esperar el fallo por escrito para leerlo detenidamente y plantear la apelación correspondiente”.
“Es algo interesante como, hasta hoy, porque se clausuró el debate, y en un caso tan complejo el tribunal deliberó en dos horas y dictó sentencia, lo cual me hace pensar que esta ya estaba hecha”, refirió el abogado.
“El caso viene desde febrero, y es complicado. Quiere decir que los jueces realizan su sentencia durante el desarrollo del debate, y eso no es posible. Ellos tienen que hacer su sentencia cuando concluye el debate y ponerse a analizar y darse todo el tiempo necesario para verificar con detalle cada uno de los medios de prueba”, indicó Calderón.
En junio 2014, la madre de la víctima resumió la relación de la pareja como un ciclo de peleas y reconciliaciones. Amigas de su hija, quienes rindieron testimonio en el Ministerio Público, detallaron cómo la ayudaban a maquillarse para ocultar los moretones que dejaban, en ocasiones, las riñas.
¿Fue una de esas riñas la que tuvo un final trágico la madrugada del 15 de junio? La pareja salió de casa de la madre de Javier Ibáñez aproximadamente a las 23.30 horas, el sábado 14. El hermano de Yánez los recogió en un picop propiedad de un primo.
A eso de las 3 de la madrugada, la madre de la víctima, quien había salido con su hijo, encontró a Yánez de vuelta en su casa. “Tenía la cara hinchada y era difícil entenderle”, dijo. Había lodo en pantalón y zapatos, relató.
Él le dio la versión de que fue un secuestro, y calculó que habían transcurrido unas dos horas.
Mientras Yánez se dirigía a la Policía a presentar la denuncia, la madre recordó que con Q150 de diésel en la camioneta empezó a buscar a su hija en cunetas, basureros y hospitales.