“Se procura que tengan una transición digna y en paz, acompañados de sus padres”, indicó Miriam Ríos de Aceituno, directora ejecutiva y alma de este proyecto.
El hogar atiende pacientes en forma gratuita siempre que sean referidos por instituciones públicas. Cuenta con 10 habitaciones privadas con todas sus comodidades y colaboran tres médicos, siete enfermeras y personal de apoyo.
Por ahora atienden a tres pacientes: una niña de 6 años, una joven de 17, ambas con cáncer, y una más de 15 años, con insuficiencia renal crónica.
“Se trata de controlar los síntomas para que no sufran mucho y se les dé tratamiento psicológico”, informó el médico Sergio Ajsivinac.
Servicio
Ríos de Aceituno recordó que hace 13 años inició su labor como voluntaria en la Unidad Nacional de Oncología Pediátrica (Unop). Con el tiempo se dio cuenta de las necesidades de los menores y sus familias en esta última etapa de vida. Es así como decidió fundar una casa en Amatitlán con cinco habitaciones y entrenar personal “con corazón de oro”.
Jorge Mini, uno de los patrocinadores, formuló un llamado a las instituciones para que los apoyen con el envío de niños que encajen en este programa, así como más padrinos para financiar el proyecto.