El rey de las cábalas
El argentino Carlos Bilardo, técnico de la Albiceleste en México 86, prohibía a sus jugadores dejar las maletas preparadas antes de todos los partidos. Además, todos debían mantener su lugar en el autobús, y los policías en moto de la custodia tenían que ser siempre los mismos.
Pero las cábalas no terminan ahí, el conductor del autobús en que se movilizaban tenía que ingresar siempre al estadio mientras sonaba el final de la canción de Sergio Denis “Gigante chiquito”.
Goycochea orina en el césped
Sin duda, la cábala que acaparó la atención ocurriría cuatro años después, en el Mundial de Italia 90.
El guardameta de Argentina Sergio Goycochea orinó dentro de la cancha, cubierto por sus compañeros, antes de la definición por penaltis contra Yugoslavia, en la fase de cuartos de final.
En esa serie, Goycochea atajó dos tiros y Argentina se quedó con la victoria.
La historia se repetiría, por orden de Bilardo, cuando le dijo a Goyco que repitiera el ritual, en la semifinal ante Italia. ¡Otra vez dio resultado! El portero atajó dos penaltis otra vez y Argentina superó al local para avanzar a la gran final.
También se une a esta tradición cabalera el técnico Raymond Domenech, técnico de Francia en el Mundial de Alemania 2006.
El estratega no citaba a su selección a jugadores nacidos bajo el signo del zodíaco de Escorpio. Esta cábala dejó fuera de la selección a Robert Pires, quien en esos momentos era figura del Arsenal inglés.
Funcionan al revés
Para el Mundial de Sudáfrica 2010, Diego Armando Maradona, que estaba en el banquillo de la Albiceleste, le pidió a la cantante Valeria Lynch que grabara una nueva versión de su canción “Cada día más”, para un vídeo cábala.
Esta canción había acompañado a la selección de Bilardo que se consagró campeona del mundo en la Copa de 1986 en México. A pesar de eso, Maradona y Argentina se despidieron del Mundial en cuartos de final, al caer 4-0 ante Alemania.
En el Mundial de Chile 1962, la FIFA le dio permiso a Uruguay para que no utilizara el número 13 en sus camisetas, porque los integrantes del equipo que dirigía Juan Carlos Corazzo, consideraban que era de mala suerte. Sin embargo, la Roja no pasó de la primera ronda.