En su declaración, Law, de 41 años y uno de los afectados por las escuchas, describió cómo la atención de la prensa nacional empezó a intensificarse sobre su vida cuando fue nominado al óscar por su interpretación en la película El talento de Mr Ripley (The Talented Mr Ripley), en 2001.
Durante la vista, el intérprete fue cuestionado si en algún momento fue consciente de que un miembro de su “familia inmediata” hablaba con el medio, a lo que el actor respondió que se enteró “más tarde, en 2011, o quizás más tarde aún”.
No obstante, Law negó conocer que ese familiar había recibido dinero a cambio de información. “Nunca tuve constancia de eso, de que le pagaran, hasta hoy mismo”.
Según el actor inglés, el interés de los medios incrementó desde que se divorció de Sadie Frost y durante la relación posterior que mantuvo con la también actriz Sienna Miller, otra de las afectadas por los pinchazos ilegales en su teléfono.
“Parecía haber una cantidad insana de información que algunas personas, o alguien, tenía, lo cual implicaba que tenían acceso a mi vida y donde me encontraba”, estableció Law, quien admitió haberse quedado “en shock” cuando la policía le mostró notas que tenía el investigador privado Glenn Mulcaire con información acumulada sobre su vida.
En este punto, el actor, ataviado con traje gris, camisa blanca y corbata azul de lunares, reconoció que, “tristemente”, no le “sorprendió” , después de ver lo que escribía la prensa.
Fue a partir del año 2001, aproximadamente, cuando grupos de fotógrafos comenzaron a congregarse a diario a las afueras de su casa de Londres, en la calle o en coches, según recordó Law.
En esa época, el intérprete se dio cuenta, además, de que, cada vez que iba a sitios “a los que había acordado ir en secreto, los medios ya estaban ahí o los fotógrafos ya estaban ahí”.
El caso de las escuchas, que estalló en 2011, llevó a una revisión de las prácticas periodísticas en el Reino Unido por parte del juez Brian Leveson, quien recomendó introducir un estatuto para la autorregulación del sector.
En marzo de 2013, los tres principales partidos políticos del Reino Unido acordaron un nuevo marco regulador para la prensa escrita británica, con el fin de proteger de posibles abusos, sin amenazar la libertad de expresión.