La historia del tipo de cambio ha sido una historia de “estira o encoge”.
El economista y consultor financiero Érick Coyoy responde en esta entrevista cuatro puntos que de alguna manera se relacionan con el “estira y encoge” del dólar a lo largo de varias décadas.
Por ejemplo, si la paridad 1-1 es posible, por qué el Banguat compra dólares, qué implica la liberación del dólar, y la dolarización.
¿Será posible algún día volver a la paridad del dólar y el quetzal?
La paridad de uno a uno entre el quetzal y el dolar que existió hace varias décadas fue producto de una decisión deliberada de las autoridades monetarias del país al optar por un esquema de tipo de cambio fijo.
Pero las circunstancias económicas mundiales y nacionales han cambiado de tal manera en las últimas décadas que el esquema de tipo de cambio flexible o flotante es el que prevalece en casi todos los países, y donde el tipo de cambio vigente es resultado de reglas de fluctuación prestablecidas por las autoridades monetarias o bien el producto de la interacción de la oferta y demanda de divisas, como es el caso de Guatemala, y la autoridad monetaria interviene solo para evitar fluctuaciones extremas de un momento a otro, pero la tendencia del tipo de cambio es determinada por el mercado.
¿Es acaso iluso pensar en el mantenimiento artificial del quetzal?
El buscar deiberadamente un valor del tipo de cambio es una opción de política cambiaria que se puede seguir, pero tiene implicaciones en la política monetaria en su conjunto.
Si el banco central se dedica a comprar dólares para reducir la oferta de estos en el mercado, puede propiciar el aumento del tipo de cambio, pero para ello debe inyectar quetzales en la economía y esto tiene implicaciones en la tasa de interés y en las presiones inflacionarias por el exceso de liquidez.
En el caso de Guatemala, el objetivo fundamental del Banguat es velar por la estabilidad de precios, y esto implica evitar volatilidad de la inflación, pero también de la tasa de interés y del tipo de cambio, por lo que toda acción que se tome debe tomar en cuenta los efectos en estas tres variables, y no solo en una de ellas, como pudiera ocurrir al enfocarse en solamente buscar el aumento del tipo de cambio.
¿Podemos hablar de una dolarización de la economía, como en El Salvador?
La dolarización es un esquema de política monetaria en el que se asume la moneda de otro país como moneda nacional (el caso de Ecuador, El Salvador y Panamá con respecto al dólar de los Estados Unidos de América), el cual tiene la supuesta ventaja de que reduce presiones inflacionarias internas al adoptarse la moneda más fuerte y estable, y con ello también la baja inflación de aquel país.
Sin embargo, tiene consecuencias y riesgos derivados de que el país renuncia a los instrumentos de política monetaria que le permitan tener incidencia en alguna variable económica, porque la oferta monetaria queda supeditada a las decisiones del país emisor de la moneda adoptada.
El riesgo deriva de que las decisiones de Estados Unidos respecto al valor del dólar en relación con otras monedas con las que compite se da en función de las propias necesidades y prioridades norteamericanas y no de las economías que usan su moneda.
¿Cómo afecta al ciudadano de a pie que el dólar “se dispare”?
Si el tipo de cambio del quetzal respecto al dólar aumenta drásticamente implica que los precios de los productos importados aumentan al expresarse en quetzales, lo que aumenta la inflación y el costo de la canasta básica de la población, aun cuando los precios internacionales de los productos no aumenten.
Esta es una de las consecuencias que debe tenerse presente al momento de buscar aumentos deliberados del tipo de cambio por decisiones de política cambiaria.