Lo que encontraron, según ejempla.com, fue que el 10% de los empleados con la más alta productividad sorprendentemente no trabajaron más horas que otros. En realidad, ni siquiera trabajaron jornadas de ocho horas. Lo que hicieron fue tomar descansos de 17 minutos por cada 52 de trabajo.
“En esos 17 minutos se dedicaron a estar fuera de la computadora, sin ver correos electrónicos ni redes sociales. Platicar con los compañeros de trabajo y leer un libro, fueron las actividades más comunes”, apunta el artículo.
diferencias
Laura García, operaria de una maquila en la zona 7 capitalina, trabaja de 7 a 18 horas, dispone de 30 minutos para almorzar y debe pedir permiso para ir al baño o tomar agua.
Laura García, dependiente de mostrador de una venta de ropa, dice que hay días laborales de hasta 12 horas continuas, no tiene hora de almuerzo y tampoco gana el sueldo mínimo.
Ana Luisa López, enfermera auxiliar, trabaja en un hospital privado en la zona 11. Su turno dura 24 horas seguidas. Descansa 48, pero durante el turno no logra comer a las horas adecuadas y no puede distraerse ni un momento durante el día. “Es difícil encontrar tiempo para comer o descansar un rato”, asegura López.
Está demostrado que tomarse una siesta diaria de 15 o 20 minutos podría hacer la diferencia en el desempeño personal.
Pero si el trabajo es operativo y la producción depende de lo repetitivo, como al operar una máquina, sí es necesario el descanso, aunque la productividad va en función de la cantidad de tiempo que se produzca, señala Carlos Luna Rivara, consultor corporativo.
En los niveles ejecutivos y gerenciales, los descansos deben ser estratégicos, porque es un trabajo intelectual y es necesario mantener fresca la mente.
“En una reunión se deben poner los tres temas más importantes en orden de jerarquía, con el más importante al principio, porque en ese orden se pierde productividad”, explica Luna Rivara.
Muchos empresarios piensan que un trabajador es más valioso por el tiempo que labora. Pero se arriesga la salud del colaborador y quizás es menos eficiente porque tiene problemas familiares, y por eso es difícil cuantificar cuánto más pudo aportar si hubiera estado enfocado y descansado, asegura el consultor.
“Hay que permitir el descanso, pero con límites y sin extremos”, concluye Luna Rivara.
Egor Espinosa, director de Trade Marketing del Grupo 361, considera que la tendencia en Latinoamérica está basada en la productividad y enfocada en el trabajo con tiempos estipulados.
Los tiempos para relajación y confort para recargar baterías se van quedando atrás. “Ya se definió que los descansos no son tan productivos, por lo que las empresas han optado por ofrecer horarios flexibles de acuerdo a la necesidad de las personas”, indica Espinosa.
Las personas siguen preparándose y necesitan horarios flexibles. Por eso, las empresas buscan adaptar tablas de tiempo para cumplir metas y ser más productivas.
En el área de tecnología y desarrollo web, existe la política del 20%, asegura Zel Girón, empresario tecnológico. Eso significa que los empleados pueden hacer lo que quieran el 20% de la jornada laboral.
Es importante mantener controles, para que no exista el abuso, pero todo dependerá de la forma en que se mida la productividad. “La flexibilidad sin dirección es pérdida de tiempo”, apunta Girón.
“Empleados descansados y motivados, en un ambiente enfocado a los resultados, más que al control del tiempo, generan mejores resultados”, concluye Girón.