Enrique Beltranena, fundador, director general y miembro del consejo de administración de Volaris, es ambicioso con su negocio. Espera transportar en el 2020 unos 2.4 millones de viajeros.
Sobre su estrategia, dice que es “un buen plan de vuelo”. Ha trazado la ruta y tiene identificados los obstáculos y la estrategia para sortearlos.
Es contador público y auditor egresado de la Universidad Rafael Landívar. Trabajó en los noventa con Aviateca, como director general, y luego fue parte de la consolidación de las aerolíneas centroamericanas como Grupo Taca, de donde se retiró como director de Operaciones y Comercial.
Su amor por la aeronáutica nació a los 8 años, impulsado por su padre, Enrique Beltranena”. Su infancia la pasó entre Antigua Guatemala y la zona 11 de la capital.
¿Cuál es la situación actual?
La aviación comercial en Centroamérica está entrando en un proceso de cambio importante. En 1990 se tenía muy poco tráfico, lo que obligaba a que el modelo de aviación se concentrara en ciertos puntos y de ahí se redistribuyera.
Ese modelo hizo que se crearan hubs —centros de conexión— en El Salvador, Costa Rica y Panamá.
¿Cómo surge Volaris?
Observamos que el negocio de la aviación en Centroamérica debía evolucionar y cambiar a uno donde se transporte a los pasajeros de punto a punto en horarios más calificados.
Realizamos una investigación de mercado en el 2014 y decidimos crear la aerolínea Volaris Costa Rica, que estaría dando el servicio en la región.
¿Qué encontraron en el estudio?
El PIB de Centroamérica ha tenido un crecimiento en promedio entre 3% y 5% y la población entre 1.5% y 3% en los últimos 10 años. Sin embargo, el número de pasajeros se redujo.
¿Por qué esa tendencia?
Hay dos razones. La primera es que los pasajeros se están movilizando en otras formas que no son aerolíneas y la segunda es que el índice de precios de los boletos al consumidor está provocando que se estrangule la demanda.
El tráfico de pasajeros se está movilizando por buses, y el ejemplo perfecto es la ruta Guatemala-El Salvador.
¿El costo es la razón?
Decidimos entrar a Centroamérica porque vemos oportunidades, porque las personas no están viajando. No pueden adquirir un boleto aéreo para distintas distancias por el precio. Al final de cuentas, el modelo de bajo costo lograba incentivar el crecimiento del mercado.
El número de pasajeros —en diciembre de 2016— en la ruta Costa Rica-Guatemala creció cien por ciento. Antigua Guatemala está registrando un incremento sustancial de visitantes costarricenses y el tráfico se empezó a activar.
Las personas no volaban por los precios que eran excesivos y ahora han descubierto que pueden moverse en Centroamérica.
¿Entonces la estrategia es…?
La reducción de las tarifas.
¿Hay margen de negocio?
La tarifa promedio de Volaris es de US$65 y es una aerolínea muy rentable. La estructura de costos y eficiencias es mejor lo que le permite trabajar con la reducción de tarifas.
¿A qué tipo de viajero van?
Al pequeño y mediano empresario y al turismo.
¿Cómo impactó a los competidores?
Han bajado tarifas y cargos por equipaje, etcétera. Eso situación es ganar ganar para el consumidor.
¿Cuáles son las metas?
El objetivo es triplicar el número de pasajeros al Aeropuerto Internacional La Aurora en tres años y llegar a 2.4 millones de pasajeros para el 2020.
¿Cuál es la analogía entre un plan de vuelo y los negocios?
Cuando uno vuela hay un plan y es exactamente igual en mercadeo. En el plan se tienen que visualizar los obstáculos, aquello que se tiene que evitar, si hay problemas en la ruta o turbulencia.
