¿Cómo observa a Guatemala en el desarrollo de zonas de libre comercio?
La región está sumamente activa y por ende Guatemala también es una parte importante de la regionalización. Es decir, hay que volver a unirnos como región para poder captar toda esa inversión extranjera que hay en el aire ahora mismo y que está tratando de reubicarse.
Guatemala tiene una posición geográfica estratégica a la que realmente le puede sacar muchísimo provecho a través de las zonas especiales económicas, donde las empresas pueden enfocarse en una gran diversidad de soluciones logísticas y de manufactura. Hay mucho potencial para Guatemala en todo este proceso.
Expertos en estas figuras indican que países vecinos ya están atrayendo muchas empresas e inversión con el nearshoring ¿qué le hace falta a Guatemala para aprovechar esa oportunidad?
Sería de mucha ayuda generar una política conjunta público-privada. Por ejemplo, yo soy de la República Dominicana y lo que ha sido nuestra piedra angular en ese desarrollo ha sido justamente la implementación de una política unificada de inversión y de captación de recursos, así que el Gobierno y el sector privado salen a conseguir esas inversiones y se les facilita la parte procedimental en diversos ministerios y entidades fiscales, de manera que haya agilidad operativa.
Ya hay mucha captación en la región y creo que Guatemala tiene varios proyectos que están justo en el punto de lanzarse y dar ese salto de crecimiento importante. Es un excelente momento para trabajar en eso.
¿Qué proyectos conoce de los que están a punto de concretarse?
El proyecto de la Zona Libre Quetzal; también operan Puerta del Istmo y Michatoya Pacífico, como zonas de desarrollo económico especial. Tienen muchas zonas en proceso de certificación, en construcción o las que están listas para operar tan pronto se lancen.
Como ve a Guatemala, ¿qué se debe de hacer para lograr ese despegue económico que han tenido otros países usando estas figuras?
Elegir un interlocutor que sea quien salga realmente a posicionar el país de una forma bien planeada y generar facilidades de financiamiento para los desarrollos de la infraestructura. El costo de toda la obra física que necesita una zona especial es altísima; entonces, normalmente en muchos países se autorizan incentivos, tratos especiales, tasas preferenciales y condiciones más blandas.
Se habla que no solo se trata de incentivos fiscales sino de una integración de condiciones, ¿a qué otros puntos debe prestarle atención el país?
A la parte de tecnificación y a la parte académica en la formación de los perfiles para atraer compañías más sofisticadas y que están más enfocadas en la parte tecnológica y automatizada.
Se necesitas profesionales que puedan trabajar con estas empresas, por lo que involucrar a la academia dentro de toda la parte del concepto nearshoring es importantísimo para que funcione y se traigan al país esas inversiones.
¿Considera que Guatemala ya está en fase de empezar a sofisticar su producción?
Creo que sí. Ya existen compañías sofisticadas haciendo el trabajo aquí; lo que pasa es que son pocas. Lo que se tiene que ver es cómo se genera más volumen de ese tipo, como abordar la parte de los suplidores y la de facilidades para importaciones de insumos, pues eso facilita toda la integración vertical de los procesos para que Guatemala pueda poner sobre la mesa un mayor valor agregado.
Expertos en esa figura y en economía hablan que hay 30 años de rezago en ese proceso de preparación de Guatemala. ¿Qué opina?
No tengo muchas bases para opinar al respecto, pero sí creo que en todos los países hay momentos en que nos rezagamos porque no le ponemos la energía a ir preparando lo que se va a necesitar a más largo plazo. Nos enfocamos mucho solo en el día de hoy y lo que están preparando los países ahora mismo es lo que se va a necesitar en cinco o diez años para empezar a formar a los profesionales y empezar a traer empresas proveedoras y que generan los insumos que se van a usar. Luego, salen a buscar a las grandes empresas.
Entonces es como voltear el proceso: es decir, estar preparados antes. Aunque un país atraviese un momento de freno, lo que se necesita es retomar el proceso y relanzarlo. Este es un momento excelente para que Guatemala haga eso.
Las inversiones principales que han venido son de tipo textil ¿A qué otro tipo de empresas o inversionistas le podría apostar Guatemala?
Muchas compañías que no son del sector textil siguen con algunos procesos simples y fácilmente entrenables, así que esa pudiera ser una buena opción. Entre otras áreas, puede haber empresas que producen dispositivos médicos y necesitan ensamblarlos, que es lo mismo que se hace en el textil.
Entonces no es el producto final lo que delimita cuán complejo es ese tipo de empresas, sino que es el proceso en sí. Se pueden abordar diferentes industrias, pero buscar procesos que tengan un nivel de complejidad manejable, para que sobre eso se vaya creciendo y tecnificando a lo largo del tiempo.
¿Cuál es la presencia de zonas libres en la región?
Países como Costa Rica y República Dominicana tienen a este sector como uno de los mayores proveedores y aportan de manera importante al producto interno bruto y a la cantidad de las exportaciones.
En República Dominicana, en el 2022 las Zonas Francas pasamos del 60% en la participación de las exportaciones del país completo. Y se tienen 192 mil empleos directos, aparte de que, por cada uno de ellos, se generan dos o tres indirectos.
Una de las cosas que se ha hecho es convencer a nuestro gobierno y los funcionarios son fieles creyentes en la parte de Zonas Francas, que aquí (en Guatemala) sería el equivalente también a las zonas de desarrollo económico especiales.
Ellos no ven la Zona Franca con un gasto tributario, sino como una inversión. Nosotros, con estadísticas les mostramos que por cada dólar que se exenta de tributos, se devuelven US$7 de manera directa a la economía y US$10 de forma indirecta. Eso es un excelente negocio.
Datos concretos
- Según los datos del Ministerio de Economía, en el país hay 5 Zonas Francas en operación, que reportan 133 usuarios y 2 mil 261 empleos directos.
- Estos recintos exportaron US$7 millones en el 2020; en el 2021, US$938 millones; y en el 2022, US$1 mil 194.5 millones, con crecimientos de 61% y 27.4% respectivamente, según información del Banco de Guatemala (Banguat).
- Las exportaciones de Zonas Francas representaron en el 2022, 7.62% del total.
- Además, hay 4 zonas de desarrollo económico especial público en operación, en 11 en diferentes fases de autorización.
- Según datos de ASFA, en América las exportaciones desde Zonas Francas superaron los US$59 mil millones. En República Dominicana representan alrededor del 58% de las exportaciones del país; en Costa Rica, el 57%; en Nicaragua, 52%; en Honduras 47%; y en El Salvador, 46%.
- El aporte al PIB nacional varía por país: Costa Rica, 11.9%; El Salvador, 10.6%; Uruguay 4.8%; República Dominicana, 3.6%; Panamá, 3.5%.