Pero la epidemia de covid-19 ha frenado parte de la maquinaria tan bien engrasada de la planta, en la que trabajan un millar de personas. Wenzhou es una ciudad costera orientada a la exportación y está ubicada a unos 450 km al sur de Shanghái.
Sólo un tercio de la mano de obra sigue trabajando en la fábrica, mientras que el resto de empleados están bloqueados por las restricciones a los transportes, medidas de cuarentena o por el miedo a viajar en un periodo de contagio potencial.
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En China hay unos 240 millones de trabajadores migrantes, campesinos empleados en las regiones industrializadas del este y del sur del país. Estos suelen volver a sus casas por el Año Nuevo chino, que este año cayó el 25 de enero, justo cuando empezaban a aplicarse las primeras medidas de cuarentena en Hubei (centro), donde emergió la epidemia.
Ahora, la neumonía ha infectado a casi 80 mil personas en China continental, donde fallecieron casi 3 mil enfermos, y a la fábrica Xuda le tomará semanas recuperar su capacidad de producción anual, de 7 millones de pares, admitieron los directivos de la empresa.
Cambia los abrigos por trajes de protección
A falta de materia prima y de obreros en plena epidemia del coronavirus, un fabricante chino de abrigos dio un giro de 180 grados en su negocio y comenzó a fabricar el producto más demandado del momento: trajes de protección frente al virus.
En una China conocida por su capacidad de movilizar a las masas, Ugly Duck, en Wenzhou (este), es una de las numerosas empresas que ha respondido al llamado del gobierno frente a la escasez de material médico en los hospitales.
“Hemos conseguido transformar nuestra línea de producción en 60 horas”, explicó en la planta Pan Yue, la presidenta de la compañía textil, que lleva una mascarilla, como todos los empleados.
En esta empresa fabrican cada día miles de trajes de protección blancos de uso único en polipropileno.
Las autoridades locales pidieron a Ugly Duck que contribuyera en el esfuerzo colectivo contra el virus. Los trajes fabricados en estas instalaciones son vendidos al gobierno a precio de coste, y están destinados a los hospitales locales.
La fábrica Ugly Duck tiene cinco niveles. Los locales están casi vacíos y las máquinas de coser, totalmente silenciosas. Pero en un espacio del tamaño de un campo de fútbol, los trabajadores extienden grandes cantidades de polipropileno blanco, lo cortan y lo cosen para crear trajes de protección. Una vez confeccionados, los pliegan y los envuelven.
Los empleados están protegidos de pies a cabeza, para evitar cualquier contagio. Y tienen en su mesa un botella de líquido desinfectante para las manos.
Otras empresas que han tenido que transformar su línea de producción para fabricar material médico: Foxconn, el fabricante taiwanés de iPhones, el constructor automotor chino BYD, e incluso una fábrica de pañales… se han puesto a producir mascarillas.