La más popular de ellas, el bitcóin, ha llegado a cotizarse hasta en US$65 mil cada uno, pero en los últimos cinco meses ha perdido alrededor del 50% de su valor y desde el 11 de mayo, se ha situado por debajo de los US$30 mil (el 20 de mayo estaba en US$28 mil 889).
Antes, la cifra piso o límite inferior del valor se movía en el rango de los US$30 mil y ahora este se ha convertido en el techo, comentó Ricardo Rodríguez, analista de Central American Business Intelligence (Ca-Bi).
Sin embargo, explicó que la tendencia no es exclusiva del bitcóin, sino que todas las criptomonedas han mostrado caídas en diferentes magnitudes. Entre las otras monedas relevantes están Ethereum, Litecoin, Dogecoin, Solana y Cardano.
Esa tendencia a la baja es un movimiento que también se está viendo en los mercados bursátiles, como la caída del índice Standard and Poor´s (S&P), cuyo índice de referencia S&P 500 de Wall Street, agrupa el nombre de 500 empresas de las más robustas en Estados Unidos y bajó un 20% el 20 de mayo, desde su máximo récord diario del 4 de enero, según las agencias internacionales.
Por lo tanto, los inversionistas vendieron acciones mientras había preocupación acerca de si la Reserva Federal (FED) podría combatir de forma eficaz los niveles de inflación, sin causar una recesión en ese país. “Hay un temor muy fuerte en los mercados en torno a las condiciones de la economía global y el efecto de inflación”.
Esto, porque los inversionistas tienden a privilegiar refugios de valor más seguros, además de que hay una incertidumbre más fuerte en las criptomonedas, que en otros activos factibles como el oro y la plata.
Por ejemplo, la quiebra de la criptomoneda Terra, afecta desde el hecho de que refleja incertidumbre sobre la tenencia de estos activos, aunque no se tratará de una quiebra sistemática o desaparición de todas las criptomonedas, pues ya llegaron a cierto punto de consolidación y la aceptación de esa innovación financiera va en aumento.
Las que primero podrían desaparecer son probablemente las que tienen menor capitalización, pero el resto va a continuar, aunque hay incertidumbre, pero lo que afecta en la actualidad es un precio débil, el cual podría seguir durante el resto del año y tener una recuperación hasta en el 2023, indicó Rodríguez.
Su uso en Guatemala y recomendaciones
Edy Oswaldo Pérez, gerente general de la firma Grant Thornton Guatemala, consultor tributario y en inversiones, explicó que en el país hay dos tipos de mercado para el bitcóin.
En uno, las personas que lo usan como medio de pago o lo cambia a moneda dura (local o dólares), lo que no tiene un efecto negativo porque los recursos se usan o se hace la convertibilidad de forma pronta. Además, brinda la posibilidad de recibir pagos por medios electrónicos. Este uso se ha conocido principalmente en destinos turísticos, establecimientos comerciales y restaurantes.
Y aparte está el mercado de inversiones (a mediano y largo plazos); y en este caso, Pérez explica que sí es riesgoso por la volatilidad de esa moneda y actualmente por el cambio drástico que ha tenido en su valor, ya que no está protegido por ningún fondo y puede generar pérdidas.
Según lo observado durante varios años, en el primer semestre pierde valor y en el segundo lo va recuperando. Sin embargo, en la coyuntura hay incertidumbre. “El problema que estamos viendo es una parte de la población lo considera como un vehículo de inversión y puede ser hasta cierta medida de alto riesgo, además de que mientras menos personas lo estén utilizando, menos sustentado está”.
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Para usarlo como medio de pago, las transacciones o convertibilidad debe hacerse a muy corto plazo y conocer su valor actual. En ambos casos, para evitar pérdidas. “Se debe tener claro, si es un comercio, que las criptomonedas se deben intercambiar lo más rápido posible”, dijo Pérez.
En el caso de que se esté usando como un vehículo de inversión, se debe revisar constantemente el valor y evaluar en qué momento desinvertir, lo que en ocasiones puede ser incierto.
Otras consideraciones
Pérez refirió que, en la actualidad, hay otros efectos económicos en el mundo como la pandemia, la crisis en Ucrania y el enfrentamiento en Europa, así como la inflación, todo lo cual está afectando la criptomoneda.
“Se debe conocer más acerca del mercado de las criptomonedas y evaluar cuál de estas podría tener un mejor sustento para poder optar por aquellas que tengan menor volatilidad, aunque se sabe que ese mercado se caracteriza por esa tendencia”.
Pérez es de la idea que las criptomonedas siguen siendo una buena medida para hacer transferencias de fondos o pagos y cree que, ante la necesidad de convertirlo a moneda digital, los bancos internacionales van a ir implementando herramientas.
No obstante, el problema es que al no haber un ente regulador de las criptomonedas, puede salir cualquier persona o empresa anunciando una nueva y comienza a captar dinero por esa vía, de manera que el usuario o interesado debe analizar cuál tipo de empresa es la que está ofreciendo el servicio.
En Guatemala, la Superintendencia de Bancos (SIB) ha informado en varias ocasiones que las criptomonedas no están autorizadas como medios de pago de curso legal.
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