Según Bosel, la inversión, que incluye espigas de trigo, hilo y cintas de colores, es de aproximadamente Q3 mil.
En el transcurso del año, la familia de Bosel ahorra para poder adquirir los materiales, fruto del trabajo de agricultura que les da el sustento.
Bosel dice que disfruta el trabajo, ya que sabe que, al final del año, decenas de guatemaltecos colocan los productos elaborados con sus manos como parte de su decoración navideña.
“Un lugar de calma, donde el aire es fresco y se aprecian las montañas y valles”, es como describe el artesano su lugar de origen, situado en el altiplano occidental del país.
Hecho a mano
Las manualidades varían y van desde pequeños adornos para colgar en el árbol hasta coronas que son para decorar puertas y son fabricadas 100% a mano.
El diseño es creatividad de uno de los hijos de Bosel, quien cada año trata de innovar y variar las figuras.
Según comentaron los artistas, el tiempo utilizado para elaborar cada una de las manualidades varía, ya que depende de tamaño, forma y detalles.
En promedio, emplean entre 15 a 20 minutos en los adornos pequeños y entre una y tres horas para las coronas y las cruces que requieren de mayor dedicación.
Un largo viaje
Para venderlos, el artesano viaja desde Sololá junto con dos miembros de su familia, para ubicarse en un puesto temporal a un costado del Mercado Central, en la zona 1.
“Los precios de los artículos son económicos y accesibles”, dice Bosel.
Los adornos para árbol los venden a Q10 la docena; las coronas medianas cuestan Q15, y Q20 las grandes; las estrellas para árbol, entre Q5 y Q10; los angelitos medianos tienen un precio de Q15, y las cruces, Q20.
Bosel espera con la venta recuperar lo invertido y obtener un margen de ganancia que le permita reinvertir.
El artesano sololateco confía en superar las expectativas y regresar a su natal Sololá con el fruto de su esfuerzo.