Vivienda
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Unos tres millones de personas viven en casas fabricadas con adobe, principalmente en el occidente
En el país hay 3.9 millones de viviendas particulares y de estas, el 15.3% fueron edificadas con los ladrillos de tierra y paja conocidos como adobe, lo que las convierte en vulnerables.
En el país existen aún viviendas de adobe en todos los departamentos, pero principalmente en el occidente del país, seguido del oriente. (Foto, Prensa Libre: Hemeroteca PL).
El VII Censo de Población y Vivienda realizado en el 2018, reflejó que 604 mil 600 viviendas en el país fueron construidas con adobes, cifra que representa el 15.3% del total, mientras que un dato más actualizado en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los hogares (ENIGH) 2022-2023, refiere que la proporción había bajado a13.3%.
El adobe es uno de los tres materiales de construcción predominantes en el país y según los censos de 1980, 1994 y 2018, aumentó el porcentaje de viviendas de ladrillo, block y concreto, y bajó el del resto de materiales.
Aunque el número de viviendas con adobe se duplicó pasando de 384 mil 582 en 1980 a las 604 mil 600 en 2018, la participación sobre el total bajó, ya que en 1980 y en 1994 estaba en 30.6% y 29.8% respectivamente; en 2002 era el 24.3% y en el 2018 representó el 15.3%,de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (Ine).
Hoy, el ladrillo, block y concreto son los materiales predominantes en paredes exteriores de las viviendas censadas en el 2018 (2.5 millones en total); es decir que el 64.7% era de dichos materiales, además de que se mantiene la tendencia en aumento respecto a su participación, respecto a los censos de 1980, 1994 y 2002. Mientras, el 12.1% , unas 476 mil casas son de madera, aparte de que se reportan otros materiales como lámina metálica, bajareque, lepa, palo o caña.
La medición más recientes es la ENIGH 2022-2023, donde también aparecen los tres materiales predominantes: el 64.3% son de block; el 13.3% de adobe; y el 11.7% de madera.
Esta también indica que en el área rural, el 19.6% de viviendas son de adobe y en el área urbana son el 8.4%.
Por departamento
La medición sobre el material predominante en las paredes exteriores refleja que los porcentajes más altos de viviendas de adobe están en Totonicapán y Jalapa con 50.8% cada uno, y que representan 54 mil 683 y 44 mil 732 viviendas. Le siguen Quiché con 44.5%; Baja Verapaz con 42.3%; Huehuetenango con 37.9%; y Chiquimula con 30.7%. Jutiapa y San Marcos están en 28.6% y 25.5%. Otros departamentos están entre 10% y 20%, como Sololá y Quetzaltenango. Guatemala está en 2.2%.
Al hacer la revisión por las unidades de viviendas de adobe, los primeros lugares están en departamentos del Occidente del país, como Huehuetenango con 115 mil 441 viviendas de adobe; Quiché con 96 mil 793; San Marcos con 68 mil 768; y Totonicapán con 54 mil. Le siguen Jalapa y Jutiapa.
Materiales y estructuras débiles
Si se toma como base al cálculo del Ine para el número de integrantes de una familia para efectos de la canasta básica alimentaria (entre 4.1 y 4.8 integrantes del núcleo familiar) resultaría que en las 604 mil 600 viviendas de adobe viven alrededor de 2.4 millones y 2.9 millones de personas, las que corren riesgo porque son vulnerables a los sismos.
Consultado al respecto, Alberto José Pérez, expresidente de la Asociación Guatemalteca de Ingeniería Estructural y Sísmica (Agies) explicó que las construcciones de adobe en Guatemala son altamente vulnerables a los sismos, no solo porque el material es frágil, sino por el sistema estructural que tiene ciertas deficiencias.
“El adobe es un material que se ha usado en todo el mundo como mampostería o piezas que se pegan una con otra y en muchos lugares está hecho a partir de arcillas que se mezclan con algún tipo de hierba seca y eso le da cierta consistencia y resistencia. Pero en Guatemala, la calidad del adobe es muy pobre porque no se usan casi nunca arcillas, sino limos arcillosos con cierta cantidad de arena que, con el tiempo, van perdiendo sus capacidades, aparte de que se erosiona. Esto, a diferencia de la mampostería reforzada o confinada (paredes de block) que sí funcionan porque tienen un refuerzo de acero y esto hace que la estructura sea más resistente”.
Añadió que muchas casas de adobe son muy antiguas y cada vez son más vulnerables y con cada sismo, hay algún tipo de daño y las paredes se rajan y la gente las repara solo por fuera. También influye la estructura y es posible que esta sea menos vulnerable cuando las paredes son más anchas. “Por ejemplo, en el terremoto de 1976, las casas de paredes delgadas se cayeron casi todas, pero las del centro histórico capitalino, por ejemplo, se sostuvieron”.
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Pérez coincide con lo dicho por Charles Hess, CEO de CABI Data Analytics quien aborda temas de urbanización, respecto que se debe tomar en cuenta que una construcción puede ser de block, ladrillo o concreto pero si no tiene una buena estructura o un diseño adecuado, igualmente es vulnerable.
Y, añadió que también hay abuso en las construcciones, pues una casa podría estar apta para dos o tres niveles, pero se le van agregando más, sin tomar en cuenta la capacidad de la estructura; aparte del tema presupuestario, cuando las familias no pueden acceder a otros materiales para su vivienda.
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En tanto el analista de Cabi agregó que el área de Noroccidente es donde más construcciones de adobe hay aún y aunque las remesas han tenido un efecto para invertir en otros materiales, todavía son necesarios los diseños y estructuras adecuadas para las construcciones. En cuanto a la migración hasta la ciudad de Guatemala y la invasión de terrenos que no deberían de ser habitables, indicó que son otros problemas por resolver.
El 12 de mayo se registró un nuevo sismo en Guatemala, en esta ocasión de 6.7 grados, que dejó daños en un hospital, una carretera y viviendas, según datos de Conred.
En febrero pasado, expertos en construcción que participaron en el Seminario en Conmemoración del terremoto del 4 de febrero de 1976, refirieron que las casas o apartamentos en los que vive al menos el 70% de las familias guatemaltecas fueron edificadas sin seguir las normas mínimas de construcción que obligan a utilizar materiales normados como block, cemento y hierro, entre otros. Es decir que solo el 30% de viviendas cumple con normas mínimas de construcción.