Un negocio exitoso pero inviable
Las empresas familiares tienen un peso significativo en la economía centroamericana y contribuyen de manera decidida al desarrollo de la región, no solo en lo económico, sino en la transmisión de valores a las siguientes generaciones de empresarios.
Un alto porcentaje de estas empresas tienen a familiares de la siguiente generación que trabajan como altos ejecutivos; otras tienen a familiares de la siguiente generación en diferentes niveles ejecutivos y no ejecutivos; y otras cuentan con familiares de la siguiente generación que no trabajan para la empresa, pero son o van a ser accionistas. Son diferentes posiciones que plantean una complejidad de gobierno y gestión al mezclarse la dinámica de la empresa, la familia y la propiedad.
Los conflictos entre hermanos que son dueños y/o dirigen el negocio, o los malentendidos entre diferentes ramas de la familia, pueden extenderse al ámbito de la organización y crear problemas que socaven los fundamentos competitivos de la empresa familiar y la pongan en riesgo.
He observado que muchas empresas familiares no tienen un ejercicio formal de realizar asambleas de accionistas, no solo para cumplir con lo legal, sino, sobre todo, para activar las buenas prácticas de gobierno corporativo.
También suele suceder que el sistema centralizado de decisiones hace que en muchos negocios familiares no funcione una junta directiva profesional.
Es decir, solo algunas empresas tienen una estrategia de gobierno corporativo clara, formalizada, actualizada y consolidada.
Más allá del aspecto patrimonial que influye de manera importante en el manejo de las empresas familiares, la gobernanza corporativa debería verse como una línea estratégica de conducción, que lleve a las empresas, independientemente de su tamaño, a formalizar y profesionalizar su estructura, minimizar riesgos y proteger sus intereses.
Consideremos que el salto generacional suele ser un proceso complejo para cualquier empresa familiar, pues en la mayoría de ellas los acuerdos celebrados se fundamentan en la confianza plena entre sus miembros, pero al mismo tiempo enfrentan importantes retos, como adaptarse a la forma de ser, las preferencias y formas de trabajo de las nuevas generaciones.
La sugerencia es que se conduzcan con toda transparencia y observancia en las reglas del buen gobierno corporativo, pues de esa manera los accionistas actuales podrán heredar a la siguiente generación un sistema de gobierno colegiado, que es el único capaz de proveer las instancias y los mecanismos necesarios para afrontar la complejidad de una empresa dirigida por múltiples accionistas familiares.
De lo contrario, la empresa puede encarar el reto de tener un negocio exitoso desde el punto de vista del mercado, pero inviable debido a los profundos conflictos de larga data que se acumulan, sin resolverse de fondo, a lo largo del tiempo.
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