Trump afirmó que, bajo su plan, “la gran mayoría de estadounidenses podrán rellenar su declaración de impuestos en una sola página, sin historiales o papeleos extra”, lo que hará el proceso “muy, muy sencillo”.
“En segundo lugar, vamos a hacer tremendos recortes de impuestos a la clase media: no vamos a recortar un poco, sino tremendamente. Eso incluye casi duplicar la deducción estándar que consiguen la mayoría de las familias en sus declaraciones de la renta, y aumentar el crédito por tener hijos”, agregó el presidente.
El plan republicano también “rebajará las tasas impositivas a las empresas, para crear más empleos y mayores ingresos para los estadounidenses”, apuntó.
“Estados Unidos tiene la mayor tasa impositiva para las empresas del mundo desarrollado (…) y queremos que se convierta en una de las más bajas”, señaló.
Actualmente, las empresas estadounidenses pagan una tasa impositiva del 35 %, y la intención de Trump era rebajarla al 15% , pero a mediados de este mes, el secretario del Tesoro de EE.UU, Steven Mnuchin, reconoció que ese objetivo sería difícil de lograr y aventuró que quizá podría apostarse por situarla en el 20 %.
Trump vaticinó que, si el plan republicano sale adelante, “los empleos empezarán a volver al país desde todo el mundo”, porque habrá una estructura impositiva “súper competitiva”.
“Queremos traer de vuelta billones de dólares en riqueza que está en el extranjero. Queremos que ese dinero se invierta aquí en Estados Unidos (…) gracias a los incentivos que daremos”, apuntó.
El debate en el Congreso estadounidense sobre la reforma fiscal supondrá un nuevo reto para Trump y el Partido Republicano, que ha fracasado ya varias veces a la hora de aprobar una ley de salud y ha dejado en evidencia sus divisiones internas y las tensiones de sus líderes con la Casa Blanca.