Su negocio es la elaboración y distribución de pan y pasteles en todo el departamento de Totonicapán. Hacen el pan tradicional que los lugareños disfrutan todos los días, y otra línea que es dirigida a restaurantes.
Los favoritos de sus clientes son el pan francés, los zepelines y magdalenas que, con la pandemia, corrían el riesgo de no llegar a los comensales por las restricciones del lugar, pues las autoridades ancestrales cerraron el departamento.
“Nos cerraron nuestras tiendas, nos cerraron los clientes y entonces tuvimos que ver qué hacer. La primera estrategia que decidimos tomar fue valorar la vida, en especial la vida de nuestros colaboradores, de nuestros clientes y de nosotros como empresarios” dijo José Tiu López, gerente general de Totopan.
Con la idea de cuidar a sus colaboradores, decidieron dividir su centro de producción en tres para poder tener el aislamiento necesario. Además, se dieron capacitación sobre Covid-19.
Las ventas bajaron y por la situación tuvo que reducir a la mitad el número de colaboradores, que originalmente eran 75. Según Tiu solo elaboraban el 40% o 50% de su producción normal que son de 15 a 20 quintales de pan diarios. Sin embargo, la creatividad e innovación del equipo hizo que el pan de Totopan continuara llegando a los hogares y negocios de Totonicapán.
“Hicimos que nuestros colaboradores pudieran vender un promedio de entre Q200 y Q250 de pan con sus vecinos y eso nos ayudó para no caer en el tema del negocio” agregó Tiu.
Totopan tiene 3 sucursales en Totonicapán, además, tiendas de barrio se han vuelto aliados para vender sus productos.
Tiu considera que se han recuperado, al momento, en un 70% por lo que están pensando ya en una estrategia de expansión, por lo que su plan a mediano plazo es llevar Totopan a Quetzaltenango.