Una frase común en nuestras empresas es si tenemos puesta la camiseta, y hoy comprobé lo que significa tenerla puesta; la cara de alegría de cada colombiano que la llevaba reflejaba una esperanza, todos enfocados en el resultado. Colombia enfrenta a una gran selección como la chilena y si bien los compatriotas que encontré no juegan, sí hacen una gran diferencia, generan energía de creencia.
En la empresa ocurre exactamente igual, cuando nos ponemos la camiseta, sin importar si jugamos o no, cuando le apostamos a creer en el equipo, en confiar que ellos darán todo de su parte para lograr conseguir la aspiración, se evidencia la energía.
No importan en qué departamento o área estás, si te pones la camiseta, los que juegan sabrán que les apoyas.
Eso es un equipo, romper la traba ancestral de luchar para conseguir metas departamentales, matando muchas veces el logro institucional. Con los colombianos que hablé unos eran de la costa, otros de la capital, no importa; la camiseta representa un país, igual que cuando la lucimos en la empresa, no importa si eres de compras, transporte, mensajería o seguridad, la camiseta es institucional.
Mi trabajo como consultor es persuadir a ejecutivos y jefes para que cambien la cultura de luchar por un insistente resultado por área, cualquiera que sea; finanzas, ventas, producción, etcétera, el cual será inútil si el impacto institucional no es el esperado.
Los colombianos que saludé saben muy bien que la fuerza la hace todo un país y que más camisetas puestas representan más opciones ganadoras.
Premiamos a los departamentos de ventas, con convenciones y me pregunto: ¿será que ese resultado hubiera sido posible sin la participación de otros colegas? No necesariamente del departamento de ventas, que se pusieron la camiseta, conociendo que ellos no juegan en ese departamento, pero piensan en la institución, igual que los compatriotas que se olvidan de la región donde nacieron y piensan en un país.
El valor de las empresas del futuro está incrustado en construir equipos que aportan su energía a la organización y rompen el paradigma de lo departamental, por ello no hablan de divisiones dentro de la empresa, establecen unidades de negocio. Esos son los intangibles que serán mejor valorados por las organizaciones del futuro.
La energía que se experimenta al ver a tu colega con la camiseta puesta es la misma que siento cada mañana, y sí, es un intangible, pero con alto valor para todo equipo. Ahora mismo me pongo la camiseta. Hasta la próxima.