A raíz del primer análisis, fueron presentados en marzo del 2016 los resultados del proyecto de verificación de etiquetado y publicidad engañosa.
Silvia Escobar, directora de la Diaco, informó que de los operativos realizados se analizaron 316 boletas, en las cuales se identificaron 62 productos, correspondientes a 37 marcas, que en su mayoría incumplían con lo requerido en los reglamentos técnicos centroamericanos.
Entre los incumplimientos más recurrentes están la falta de número de lote, reporte de fecha de vencimiento o caducidad y caracteres visibles, claros e indelebles.
37 marcas fueron analizadas en primera fase.
Lácteos
El jefe del Departamento de Verificación de la Diaco, Herberth Ordóñez, dijo que en la primera parte del proyecto se analizaron productos como queso, yogur, crema y leche.
El funcionario indicó que fueron elegidos estos artículos porque de manera reciente se publicaron varios reglamentos, como el técnico centroamericano de etiquetado, la tabla nutricional obligatoria, el de aditivos y el de términos lecheros.
Ramiro Pérez Zarco, productor de leche, recordó el caso de un producto que en su etiqueta indicaba que era leche. Sin embargo, se trataba de una mezcla de productos lácteos con grasa vegetal.
Por esa polémica, el sector lechero impulsó una regulación en el mercado. “Nos dimos cuenta que estaban vendiendo algo que no era real”, aseguró Pérez.
Por ello, se aprobó el reglamento técnico de uso de términos lecheros, base de otros 14 reglamentos, y se ha avanzado en cinco, explicó el productor.
“El sello a la calidad Diaco tiene como objetivo dar certeza al consumidor de que los productos que compra llenan los estándares adecuados para uso o consumo”. Silvia Escobar, directora de la Diaco
Sello de calidad
La segunda fase del proyecto es el sello a la calidad Diaco, con el cual se espera dar certeza al consumidor de que los productos que compra llenan los estándares adecuados para uso o consumo, explicó Escobar.
Señaló que las empresas que quieran obtener el sello deben someterse a un reglamento técnico, para que el consumidor pueda adquirir productos o servicios garantizados por la entidad supervisora.
Ordóñez agregó que esta segunda fase requiere mayor presupuesto porque los productos que soliciten el sello deberán ser sometidos a más análisis.