Según la Superintendencia de Bancos (SIB), “durante el 2020 en Guatemala y a nivel mundial, se registró un crecimiento de depósitos mayor al observado en años previos debido a: una mayor preferencia de recursos líquidos por parte de personas y empresas, un menor nivel de consumo en gastos no esenciales, postergación de inversiones, entre otros; esto como medida de prevención ante la incertidumbre de los impactos de la pandemia, trayendo como consecuencia mayor ahorro.
Las captaciones por Depósitos del Sistema Bancario registraron una variación interanual de 10.9% y 16.5%, para el 2021 y el 2020, respectivamente, lo cual es superior al promedio de 8.0% observado en los años de 2016 a 2019.
El incremento con relación al año anterior de Q33,209 millones, se explica principalmente por un aumento de Q12,213 en depósitos de ahorro, Q11,049 millones en depósitos a plazo y Q9,896 millones en depósitos monetarios”.
En cuanto al cierre del 2021, señala que el comportamiento de créditos y depósitos muestra una tendencia a retomar los niveles de crecimiento interanual observados previo a la crisis sanitaria, debido principalmente a que se observa mayor movilidad, más gasto e intención de invertir.
Efecto pandemia
En 2020, las personas y empresas decidieron ahorrar debido a las dudas sobre la duración y efectos del covid-19 y fue muy común escuchar esa postura por parte de los agentes económicos, de manera que aumentaron los saldos de este tipo de cuentas (en quetzales y en moneda extranjera), explicó el consultor financiero Irvin de la Cruz, al coincidir con lo expuesto por la SIB.
Y la tendencia observada en 2021 es similar a la de los años previos de la crisis, pues, aunque anualmente hay una tasa de crecimiento orgánico, no es significativo, a pesar del incremento en las captaciones bancarias, por lo que el mercado se ha mantenido, remarcó.
“En el 2020, personas y de empresas mantuvieron cerca sus recursos para prevenir cualquier situación, pero el año pasado reiniciaron las operaciones normales, así como las transacciones comerciales de compra y venta”.
También indicó que las proyecciones de crecimiento en estos tiempos de pospandemia se plantean para un plazo de dos a tres años, pues los agentes económicos ya tienen una curva de aprendizaje sobre la enfermedad y sus efectos sobre la actividad económica.
Citó como un ejemplo que, si el crecimiento fue de 10% el año pasado, para este ejercicio lo ideal sería del 15% en una perspectiva de recuperación, con una tendencia gradual. Pero también advierte que hay que considerar que las tasas de interés podrían subir.
Victor Mancilla, exjefe de la SIB, añadió que todo este comportamiento estuvo asociado a la dinámica de la economía en el sentido de que en 2020 el indicador fue negativo, pero un año después se presentó la recuperación.
Nueva cultura financiera
En las cuentas de ahorro, según Mancilla, se trata la manera de atraer a aquel cliente que no está bancarizado y de promover la cultura del ahorro, para construir bienes a futuro en el sentido de que no hay que gastar más de los ingresos que se perciben.
Reconoció que la educación financiera ha apoyado en ese aspecto, con el apoyo de la Asociación Bancaria de Guatemala (ABG) y otras entidades. Además, las personas eligen una agencia bancaria que esté cerca de su lugar de residencia; pero con el aumento de la tecnología, se pueden manejar de mejor manera estos servicios, lo que ya es una cultura en aumento.
Por la composición de la población, la mayoría selecciona la cuenta de ahorro, porque se adapta a sus necesidades, se maneja en efectivo y su apertura exige menos requisitos en cuanto a montos, movimientos y comisiones, explicó.
Es así como las cuentas de ahorro se han venido consolidando, porque además ganan mejores rendimientos que las monetarias, preferidas por la mayoría de las empresas porque las utilizan para operar el flujo y volumen de recursos que manejan.
Lo que se espera
A criterio de la SIB, en el 2022, el comportamiento de los depósitos guardará estrecha relación con las estimaciones del Banco de Guatemala (Banguat), tanto para la emisión monetaria, como para los medios de pago, las cuales se ubican en un rango de crecimiento entre 9% y 12%;
y 8.5% y 10.5%, respectivamente.
De la Cruz expresó que los efectos de la pandemia dominaron más de un año y medio, pero lo que viene es una franca recuperación, que ya se está observando en la economía. “Las personas se restringieron financieramente en el 2020, pero ahora ya se pueden dar sus gustos, de manera que los depósitos van a crecer a tasas normales”, aseveró.