Las otras cuatro son la globalización, la tecnología, el cambio demográfico y el cambio climático.
La pandemia también ha modificado parcialmente la dirección de actividades como los cambios de las cadenas mundiales de suministro y la búsqueda de la localización de la producción, más próxima al mercado consumidor.
Centroamérica está experimentando estas fuerzas, retos y oportunidades, por lo que se requieren políticas para mejorar la gobernanza y realizar estos cambios. Para ello puede servir el marco de la Declaración del Centenario de la OIT denominada Dimensiones de las políticas relativas al mundo del trabajo, que contiene 3 ejes de políticas como invertir en la capacidad de las personas, en las instituciones laborales y en el trabajo decente.
Respecto a la tecnología, la revolución digital también conocida como la cuarta revolución industrial, tiene impactos distintos, como la automatización y la de intermediación. En la primera podría considerarse un nivel de riesgo de pérdida de empleo, y en la segunda se refiere a las que ayudan a mejorar la capacidad de aumentar la oferta y la demanda. Por ejemplo, las plataformas de transporte compartido o las que permiten el trabajo y comunicación digital.
“El futuro del trabajo no se va a lograr, si no hay transformaciones económicas, sociales y ambientales que favorezcan el empleo pleno productivo y el trabajo decente”, afirmó.
Necesario atender brecha
La pandemia está dejando una importante brecha de habilidades, sobre todo enmarcadas en tecnología, comentó el ministro Trabajo, Rafael Rodríguez.
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“Esta condición requerirá por parte de las instituciones públicas y el sector privado, la renovación en las estrategias de capacitación y formación profesional, ya que se prevé que para el 2025, en Latinoamérica el 50% de los empleados necesitarán reconvertir sus competencias”, citó el funcionario.
Para atender estas nuevas demandas en el mercado laboral, las estrategias deberán enfocarse en la inversión de capacidades de las personas, tomando en cuenta la evolución constante de la tecnología, que ha cobrado más realce ante las nuevas dinámicas derivadas por la pandemia y en el caso de Guatemala, entran en uno de los ejes transversales de la Política Nacional de Empleo Digno, que es el desarrollo de capital humano, acciones que deberán adecuarse a las nuevas necesidades, agregó.
En un estudio sobre la transformación del talento y el futuro del trabajo, elaborado por la firma ManpowerGroup, se detectó que alrededor del 48% de los empleados, probablemente trabajará a distancia por lo menos un tiempo después de la pandemia, mientras que en la prepandemia era alrededor del 30%.
En Guatemala, a más de un año de haberse iniciado las restricciones de movilidad, el 45% de los empleadores mantienen algún modelo de teletrabajo, según otro reporte emitido en mayo de este año por esa oficina.
Mientras que en la Encuesta de Expectativas de Empleo para el tercer trimestre (de julio a septiembre) del 2021, el 78% de las empresas menciona que sus empleados trabajarán en oficinas por tiempo completo en los siguientes 6 a 12 meses, por lo que se estima que se llegue a ese nivel entre finales del 2021 y mediados del 2022.
Maestros, puestos administrativos, call center y otras actividades laborales que permiten practicar el teletrabajo, aún se desempeñan en esa modalidad, pero también ha cambiado la forma del comercio con más demanda a domicilio, que requiere estrategias de logística, control de inventarios, distribución y otros detalles, para lo que también se requieren otras habilidades.