Eso hizo que el presidente Barack Obama replicase: “Siempre disfruto de las lecciones de historia que recibo cuando vengo aquí” . Pero la histórica reunión entre Obama y el presidente cubano, Raúl Castro, el sábado antes del cierre de la cumbre proporcionó a Estados Unidos y América Latina la oportunidad de ir más allá de una historia de agravios y desconfianza y establecer una línea de cooperación más estrecha.
En la víspera había preocupación por si las recientes sanciones estadounidenses a funcionarios venezolanos podrían socavar la buena voluntad generada por la decisión de Obama de restablecer relaciones diplomáticas con Cuba, pero que resultó que estaban infundadas. Castro estableció el tono conciliador, bromeando al decir que dado que Cuba había quedado excluida de las anteriores cumbres, tenía derecho a hablar mucho más de los ocho minutos asignados a cada uno de los más de 30 cabezas de Estado participantes. “Como me deben seis cumbres que me excluyeron, seis por ocho 48” , dijo riendo.
Divagaciones
Aunque gran parte de las divagaciones de Castro consistían en condenas a la agresión estadounidense, el punto culminante llegó cuando el veterano líder cubano, en un abrupto, profesó su admiración por Obama, diciendo que había leído sus dos libros de memorias y que estaba convencido de que era un “hombre honesto” que no había olvidado sus raíces humildes. “Yo a él mismo (Obama) le dije que a mí la pasión se me sale por los poros cuando de la revolución se trata” , dijo Castro destacando que el mandatario estadounidense no había ni nacido cuando su país impuso las sanciones a la isla comunista. “Le pido disculpa porque no tiene responsabilidad con nada de esto”.
Los dos líderes se sentaron más tarde en la primera reunión que celebran dos jefes de Estado de Cuba y Estados Unidos desde antes de la revolución de 1959 que depuso a Fulgencio Batista. Incluso Maduro se relajó, renunciando a una amenaza para entregar una petición firmada por 10 millones de venezolanos pidiendo a Obama que derogue las sanciones.
En cambio, a medida que se acercaba el final de la que bautizó como “Cumbre de la Verdad”, el habló también brevemente con Obama en un intercambio privado que Maduro, según el venezolano, podría abrir la puerta a un diálogo significativo entre las dos naciones.
La Casa Blanca dijo que Obama reiteró su preocupación por el estado de la democracia en una Venezuela profundamente dividida, pero en su discurso público el estadounidense se abstuvo de emplear un lenguaje que calificase la situación venezolana de amenaza de seguridad nacional — la justificación esgrimida para congelar activos de siete funcionarios acusados ??de abusos sobre los derechos humanos vinculados a protestas contra el gobierno el año pasado.