El sistema opera desde un avión tripulado y utiliza una cámara que hace tomas de manera automática al llegar a la altura programada.
“Cuando las plantas están estresadas, el color cambia a amarillo. Evaluamos el momento en el que necesitan riego, fertilización, y si están siendo atacadas por plagas”, explicó Nelson Farr, gerente general de Agrimagen.
Farr indicó que para tener el panorama de cómo están las plantas en, por ejemplo, dos mil hectáreas, se necesitan unas 800 imágenes.
Aunque el precio para usar la tecnología depende de la cantidad de vuelos que se necesiten y de la extensión del terreno, en promedio tiene un costo de entre US$10 y US$14 por hectárea.
Farr dijo que en la primera evaluación del cultivo de la caña se encontró que existe un área que debe ser evaluada para hacer una resiembra.
El siguiente vuelo, expresó, evaluará el riego y la fertilización que está recibiendo el cultivo.
Luego se verá el tema de plagas y biomasa.
Durante la presentación del sistema participó Kevin Price, vicepresidente de investigación y tecnología del Robofligth Systems LLC, y excatedrático de la universidad de Kansas, Estados Unidos.
Durante los últimos 40 años, Price ha desarrollado con sus estudiantes sensores para apoyo a la agricultura.