El Ministerio de Economía (Mineco) y el Banco de Guatemala (Banguat) expusieron en dos boletines de prensa que dicha mejora está respaldada por la resiliencia que presenta la economía guatemalteca, así como por su larga trayectoria de estabilidad macroeconómica.
También se resaltan fortalezas del país como su déficit fiscal bajo, niveles de deuda adecuados, una política monetaria sólida, que apoya la estabilidad, y que se espera tener una inflación controlada, además de la expectativa de crecimiento económico del país de 3.4% para el 2023 y porcentajes de 3.5% en los próximos años.
La nueva mejora en la calificación de Guatemala representa una gran oportunidad para seguir atrayendo más inversiones y generando mejores oportunidades de desarrollo para los guatemaltecos, añade el Mineco.
La perspectiva “estable” refleja la expectativa de que el manejo macroeconómico cauteloso continuará prevaleciendo en el corto y mediano plazos, a pesar de las condiciones externas poco favorables y de las elecciones generales programadas para junio del presente año, añade el Banguat.
Este último añade que la calificadora hace ver que se fortaleció la recaudación de impuestos en los últimos dos años, con un 12.1% de carga tributaria en 2022, y se observa de forma positiva el manejo de la política monetaria enfocada en el control de la inflación, aparte del aumento de 300 puntos básicos en la tasa de interés líder, desde mayo de 2022.
Más reacciones positivas
Hermann F. Girón, presidente del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif) expresó que en esa organización se celebra el anuncio de la mejora de la calificación de riesgo país anunciada por S&P Global.
Además del potencial de mejora en condiciones financieras para los actores económicos, el cambio en la calificación manda un mensaje positivo a inversionistas que están evaluando Guatemala como destino para sus capitales, añadió Girón.
“La calificadora menciona retos que enfrenta Guatemala, que coinciden plenamente con las posiciones que mantenemos en Cacif, y que giran alrededor de la necesidad de fortalecimiento institucional y Estado de Derecho en nuestro país”, expresó.
A su juicio, es necesario que quienes participan en la contienda electoral hablen de sus planes, para afrontar estos retos que seguirán siendo importantes.
Paul Boteo, director de la Fundación Libertad y Desarrollo indicó que la mejora en la calificación es un reconocimiento a la estabilidad macroeconómica guatemalteca y que, en términos comparativos con Latinoamérica, el país ha tenido buena estabilidad ante la crisis reciente, incluyendo el crecimiento y el tipo de cambio.
Además, que la caída de la economía durante la pandemia no fue tan fuerte como en otros países mientras que la recuperación fue bastante acelerada. “Esos eventos pesaron bastante. Lo que se está calificando es la capacidad del estado de Guatemala para poder hacer frente a sus obligaciones de deuda pública”.
El directivo menciona que los retos que menciona S&P reflejan que persisten los problemas estructurales del país, tal como lo resume la calificadora, al indicar que el gran problema de Guatemala es la falta de gobernabilidad y los desafíos tienen que ver con mejorar los pesos y contrapesos de los poderes del Estado, aparte de los desafíos sociales.
“Es una buena señal para inversionistas extranjeros que se aumente la calificación del país, y respecto a las empresas privadas guatemaltecas, les indica que puedan invertir en bonos en dólares. Aún así, falta el gran salto que es pasar al grado de inversión”, comentó Boteo.
“Demasiado optimismo”
Sin duda alguna, estas revisiones para mejorar las calificaciones son buenas noticias para cualquier país y en la medida en que se reduce el nivel de riesgo, eso debiera trasladarse directamente al costo del crédito al que puede tener acceso al país (gobierno y sector privado), expuso Hugo Maul, analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien).
“Somos un país bien portado que cumple con lo que esperan los acreedores internacionales en cuanto a solvencia externa, capacidad el pago y disciplina macroeconómica, pero tenemos pendiente la otra parte, que es despegar económicamente, combatir la pobreza, solidificar sus finanzas públicas y mejorar la calidad del gasto”, mencionó Maul.
También señaló que la evaluación de S&P para los próximos 18 meses en cuanto al desarrollo de las elecciones y el cambio de autoridades y políticas económicas, es bastante optimista, pues “para quienes viven en Guatemala, esta ya se ve como una elección suigéneris donde el país está mucho más expuesto a riesgos de tipo político que en otras ocasiones. Además, no se ven propuestas muy claras sobre cómo acelerar el crecimiento económico, sino que solo van dirigidas a rebajar impuestos y mantener subsidios que representan gastos”.
“Cuando S&P dice que todo el manejo macroeconómico y fiscal se va a mantener en los próximos 6 a 18 meses, me parece que es una visión optimista de un período muy particular que el país vive, donde creo que uno de los principales retos es que esa disciplina que nos ha caracterizado, pudiera ponerse en riesgo dependiendo de cómo sea la conformación de fuerzas en el Congreso y la opción política que salga electa”.
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