También resalta las decisiones que pueden adoptar las autoridades de la Reserva Federal de Estados Unidos, la cual generaría una reacción en el resto de las economías, incluyendo la guatemalteca, pero llama a la calma y tranquilidad. Esta es parte de la conversación con Prensa Libre:
¿Cuáles son las perspectivas económicas para 2022?
Estamos percibiendo un año bastante bueno, robusto y con un crecimiento económico con un rango de 3.5 a 5.5% con un valor central de 4.5%.
Este crecimiento, que si bien es menor al 7.5% del 2021, sigue siendo alto y supera los últimos 10 años del indicador; y en la medida en que se vayan consolidando algunas cuestiones en los sectores productivos, eso podría ir subiendo.
¿Cómo se visualizan los principales indicadores?
Estamos previendo 4%, que es el valor central de la meta establecida por la JM. En exportaciones, un crecimiento entre 6% y 9% con valor central de 7.5%. Y aunque en el 2021 crecieron 22%, esto se irá estabilizando, mientras que se esperan importaciones con un aumento de entre 6% y 9%, con un valor núcleo de 7.5%, aparte de incremento de US$1 mil 500 millones en las Reservas Monetarias Internacionales.
Las remesas familiares prevemos que se estarán regularizando para situarse en 9.5% a 12.5%, la emisión monetaria en 10.5% y crecimiento normal; el crédito bancario al sector bancario, 10%, y el déficit fiscal presupuestado en 2.8%, que estará consolidando la política fiscal.
Ahí como banco central, hemos sido claros en la necesidad de que la política fiscal se vaya ajustando nuevamente y alcanzar un déficit de 2%, para que la deuda no continúe creciendo, tal como ocurrió en la crisis del 2008, cuando dio un “brinco” y luego se estabilizó. Eso es positivo y lo valoran las agencias calificadoras de riesgo.
En el tema de la inflación, ¿ustedes perciben algún riesgo?
No. Por supuesto que cuando se estima a largo plazo hay incertidumbre, pero en este momento no estamos percibiendo riesgos que se puedan salir de control.
La JM estará atenta y si en la inflación llegara a subir con un carácter no temporal, pues habrá que reaccionar con tasa de interés, pero por el momento no lo estamos viendo, pero si hay una cuestión técnica ahí a la que llamamos “brecha de producto”, que con el crecimiento económico del 7.5% en el reciente año, quiere decir que estamos muy arriba del nivel potencial y este año con 4.5%, también estaríamos arriba.
Entonces, uno no debe descartar que puede haber presiones de demanda, y como la oferta no aumenta en la misma proporción, si eso se fuera materializando habría que reaccionar, pero repito, la inflación estaría bajo control y estaremos atentos a cualquier situación.
El precio internacional del petróleo ya bajó de noviembre a diciembre, hubo un subsidio al gas propano y vamos a estar atentos a lo que pase cuando este desaparezca, pero dependerá cómo evolucione el precio.
¿Cómo está la inflación en Estados Unidos?
Reitero: riesgos importantes no estamos viendo, pero en el caso de Estados Unidos, si está en niveles históricamente altos, y en este momento lo que se discute a nivel de mercado, es la probabilidad de que la Reserva Federal pudiera anticipar aumentos en la tasa de interés, en cuyo caso, los demás bancos centrales tendrán que reaccionar.
Cuando la Reserva Federal acciona, primero lo siguen las demás economías avanzadas y luego las emergentes, tratando de evitar movimientos de capital de corto plazo para no dañar a las economías.
Ahora, un riesgo derivado de esa inflación en EE. UU., es una inflación importada en Guatemala, pero muchos de los productos que han tenido alzas en la importación, no están en la Canasta Básica de Alimentos (CBA) que conforman el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que mide el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Por ejemplo, un queso francés ha subido entre Q10 o Q20, pero no está en la CBA y no es de consumo popular y así hay muchos artículos en los que hay un contagio en la inflación importada, pero que no están dentro la medición del IPC.
Algunos agentes económicos están reaccionando ante posibles escenarios de inflación y lo ven con preocupación. ¿Cuál sería su posición?
A la población en general diría que no tiene que preocuparse por una presión inflacionaria en exceso, y de momento la estimación es del 4%. Son inflaciones moderadas que, lamentablemente siempre hay, y la meta establecida para una economía pequeña.
A veces hay percepciones y lamentablemente algunos analistas económicos las alimentan sin fundamento. Si hay aumentos de productos importados, pero que no forman parte de la CBA que calcula el INE, ahí no se va a reflejar.
En términos del IPC diría que podemos estar relativamente tranquilos y si es cierto que EE. UU., hay una inflación alta, las autoridades de ese país tendrán que reaccionar, pero contagio directo, no hay.
¿Qué riesgos se prevén para la economía en este año?
Principalmente, los asociados a la evolución de la pandemia que es a escala global y sobre la economía guatemalteca. Es sabido que el acceso y distribución de las vacunas ha sido desigual y que la producción no ha sido suficiente para atender especialmente la demanda de países en desarrollo.
Está el surgimiento de nuevas variantes que es algo a tomar en cuenta y en la medida en que surjan nuevas cepas y que las vacunas no sean tan efectivas, será necesario elaborar nuevas vacunas. Eso podría retrasar el crecimiento económico mundial y del país.
En Guatemala, aproximadamente el 34% de la población total está con esquema completo y eso es positivo; alrededor del 15% tiene una dosis y el 49% de la población estaba vacunada al 10 de diciembre pasado, lo que se ha reflejado en la curva de contagios, que ha venido disminuyendo sustancialmente.
En el último semestre se acentuó esa vacunación y hay disponibilidad de dosis, nuevas donaciones y han ingresado cargamentos de vacunas compradas. También hemos visto una campaña más sistemática, llamando a la población a la inoculación.
Un tema fuera del aspecto económico es que 2022 es un año preelectoral, ¿qué influencia puede haber?
En estos periodos se empiezan a observar algunas posiciones adversas en diversos temas ya asociados al ámbito político. Lo bueno fue que se aprobó el presupuesto para este año, que le permitirá al Gobierno realizar una ejecución más rápida y empezar desde enero con la ejecución, lo que también es positivo para el crecimiento.
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El 2023 ya será un período electoral y a nivel económico no hemos tenido propiamente grandes fluctuaciones en años de contienda, pero también hay que estar atentos a quienes son los candidatos, cómo van surgiendo y cómo se desempeña la campaña.
Yo pensaría que, en 2022, siendo un año preelectoral, una amenaza directa no hay, pero va a haber divergencias en opiniones o criterios, especialmente en el segundo semestre, y algunas posiciones encontradas.
Por último ¿qué avances hay sobre el Quetzal Digital?
Se formó un grupo técnico que desde 2021 está trabajando en ese esquema; las monedas digitales de los bancos centrales es algo que lleva un poco más de tiempo, que las sin respaldo.
Son monedas que si se sacan vienen para quedarse, no son temporales y se tienen que analizar sobre todo en la parte tecnológica, que es compleja en cuanto a los impactos en los sistemas de pagos, plataformas y otras situaciones. Pero más o menos lo que están realizando los bancos centrales en esta fase es observar todas estas aristas y la idea es poder sacar un prototipo.
Sería un plan piloto en unos dos o tres años, ver si funciona bien y si es lo que están haciendo la Unión Europea y otras economías avanzadas, entonces se sacaría la moneda digital como algo permanente.
Considero que este tema se vendrá acelerando a escala mundial y lo bueno para Guatemala es que permite tener más contacto con los especialistas de economías avanzadas y el tiempo invertido en las diferentes etapas, lo que nos daría ventaja para reducir cada período, tomando en cuenta esas experiencias.