Según estadísticas del Registro de la Propiedad Intelectual (RPI), respecto a marcas y otros signos distintivos (logos, nombres comerciales), del 2011 al 2013 hubo alrededor de 11 mil solicitudes de registro por año y fueron resueltas alrededor de 7 mil anuales.
Las cifras subieron y del 2014 al 2018 las solicitudes pasaron de 12 mil anuales y los registros concretados, entre 9 mil 500 y 10 mil 500. En el 2019 hubo una baja hasta 8 mil 320 solicitudes y se concretaron 6 mil 249 registros.
Luego de esa caída, en el 2020 hubo una recuperación, aunque no se llegó a niveles de años anteriores porque se recibieron 10 mil 409 y se realizaron 6 mil 097 inscripciones. La cifra más alta se observó en el 2021 con 13 mil 650 y 9 mil 331 respectivamente. En el 2022 van 3 mil 3 y 2 mil 837, según cifras a marzo.
Respecto a las patentes de invención, del 2011 al 2015 rondaron entre 300 y 400 solicitudes y las resueltas superaban los 100 anuales. Del 2016 al 2021 se refleja una baja, ya que se requirieron entre 200 y 300 anuales y las resoluciones han sido menos de 100 por año.
En este segmento hubo una baja en el 2020, primer año de la pandemia, con la cifra menor en los últimos 12 años, con 222 solicitudes, aunque hubo 93 resoluciones, cifra más alta que en otros períodos.
Y respecto a las de diseños industriales, en el 2021 hubo 95 solicitudes y 34 registros; a marzo del 2022 van en 9 y 2 respectivamente.
En cuanto a los modelos de utilidad, las solicitudes rondaban entre 10 y 26 del 2011 al 2019, y los registros entre 4 y 20. También se notó una caída en el 2020, con solo 3 solicitudes; en el 2021 hubo 5 y a marzo de este año no se reportaba ninguno.
Los plazos actuales
Los tiempos para registrar varían, según el segmento: para las marcas la ley maneja plazos y para que salga un registro se requerirán 5 meses, si no hay alguna objeción o requerimientos adicionales, aparte del tiempo en que el usuario se tarde en responder. Además, hay un plazo para expresar oposición a una marca y en la práctica, el proceso puede durar entre 6 y 8 meses.
Para las patentes de invención o de diseño industrial, el trámite puede llevar de 5 a 7 años, mientras que las obras, como parte de los derechos de autor, implican unos dos meses de espera.
Mejoras pendientes
De acuerdo con la abogada Hania Krück, directora de Propiedad Intelectual de la firma de abogados Innova IP – A.D. Sosa & Soto, muchas personas no se asesoran correctamente, y un expediente les puede tomar mucho tiempo por desconocimiento de temas como los procedimientos, los requerimientos y los criterios de registro, aspectos llegan a representar retrasos considerables.
Sin embargo, considera que el RPI también tiene carencias, ya que falta mejorar toda la parte del sitio web y servicios electrónicos. No obstante, se puede revisar si una marca o nombre está disponible, si funciona la página. Todo lo anterior, tiene varias incidencias:
- Implicación internacional: la abogada Krück y Ana Lucía Contreras, asesora legal de la gerencia de Competitividad de Agexport, añaden que hace falta emitir legislación de Propiedad Intelectual derivada de compromisos en el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana, como la ley para registro y protección para variedades vegetales.
- Leyes desactualizadas: La Propiedad Intelectual se rige por varias leyes, como el decreto 57-2000 Ley de Propiedad Industrial, y el decreto 33-98, Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos. En términos generales, es una legislación bastante similar a la del resto de Centroamérica, pero hace falta actualizar algunos puntos.
Además, han ocurrido errores como el hecho de que hubo una reforma con otro decreto que posteriormente se derogó y por ejemplo, la parte de variedades vegetales quedó sin vigencia, por lo que es urgente legislar para que cualquier mejora en las variedades quede protegida y haya un responsable.
- Demoras: Aunque los tiempos de registro se han ido automatizando, algunos procesos aún requieren la asistencia presencial de las personas, pues para obtener el título de la marca se hace el pago de forma electrónica, pero el interesado se debe presentar en forma presencial o física para que se inicie el trámite para la marca. Por otro lado, la entidad trae una presa de expedientes, además de que no se informa adecuadamente sobre las facilidades y procedimientos para hacer registros.
- Comunicación: No se da a conocer la importancia de la Propiedad Intelectual cuando se cuenta con una marca, nombre comercial o imagen, las que pueden registrarse como un valor, así como los nuevos productos y servicios. Especialmente, para los sectores artesanal y emprendedor.
La piratería se diversifica
El presidente de la Cámara de Comercio Guatemalteco-Americana (Amcham), Juan Pablo Carrasco, opina que han existido avances en la digitalización para buscar que se aceleren los trámites, pero a su criterio, el reto más grande sigue siendo la falsificación, el contrabando y las violaciones de propiedad intelectual no solo de marcas internacionales, sino también nacionales.
Y ha habido auge de falsificación de marcas en el mundo digital, ahora que existe una gran parte de las actividades comerciales y de servicios en modalidad electrónica. También se da el tema de piratería, dominios, perfiles y logos falsos o no autorizados, por lo que es importante modernizar la legislación, además se debe acoplar a acuerdos internacionales incluyendo la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI).
A propósito, Guatemala no se ha suscrito a la convención internacional sobre la materia, de manera que los reclamos que hacen por la vía digital, demoran más. A su juicio, cada vez hay más conciencia sobre la importancia de proteger la propiedad intelectual y cada vez más hay marcas y derechos de autor nacionales, así como códigos fuente de software. Pero por desconocimiento, costos y burocracia, las personas no acuden a hacer los registros.
RPI: “Se trabaja en todos los temas”
Ingrid Rivera, Registradora de la Propiedad Intelectual, se refirió a todo lo anterior, indicando que unas leyes necesitan más actualizaciones que otras pero estas son más encaminadas a que Guatemala está pendiente de ratificar convenios internacionales como el Tratado de Colaboración de Marcas (TLT).
Respecto a la necesidad de actualizar servicios digitalizados, es un tema administrativo que el Registro debe solventar y ante la necesidad de impulsar la importancia de registrar las marcas, patentes y otros, refirió que en ocasiones, las personas desconocen que algo es protegible y puede generar ingresos.
En otros países han creado políticas públicas de propiedad intelectual, y en Guatemala se empezó a elaborar una estrategia en el 2015, pero se trabaja en la elaboración de una Política Nacional al respecto.
Respecto a las obras de arte, literarias, canciones y poemas, entre otros, en las que también entran aplicaciones y programas tecnológicos, afirma que no hay necesidad de registrarlas porque las protege el Decreto 33-98 y queda a criterio del creador, registrar sus obras o no.
En el caso de las tesis universitarias, entran en la parte de protección del decreto en mención como Derechos de Autor y también están protegidas.