Lo anterior implica que tenemos obstáculos y el éxito del 22% de las personas que logran cumplir sus propósitos está en que dejan de hacer rituales y se vuelven estratégicos, eso quiere decir que cada meta se diseña para cumplirla, está integrada a un propósito global. No se inscriba a un curso por hacer algo, no selecciona una ciudad o país para visitar solo por el hecho de viajar, se integra todo ello a un propósito de existencia. Un ejemplo: viajó a Italia para disfrutar, pero está en su propósito porque usted es diseñador, entonces integró a Milán, capital mundial de la moda.
Para ese 78% de personas que no cumplimos nuestras metas existen obstáculos, y el más grande somos nosotros mismos, debemos dejar de ser activistas (querer muchas cosas, sin una estrategia) y para conseguir lo que queremos necesitamos acudir a nuestra mente, hacer que todo lo divergente, complicado, imposible, aterrador, etc. que llega a nuestras vidas lo podamos procesar, sacando lo productivo y positivo, de eso se trata la vida, no podemos escapar a la maldad o al incumplimiento de otros, pero sí podemos establecer otra realidad, la nuestra.
En ese proceso existen programas mentales que alimentan el día a día, del 22% que logran metas anuales, gran parte de sus programaciones mentales son positivas, el resto tiene una especie de toxina mental, dificultades para crear, tomar decisiones y progresar. Recordemos que el cerebro es diferente a mente, para lograr propósitos necesitamos mente, en otras palabras un buen software personal, esos son nuestros programas, el reto es cambiar ciertas creencias que impiden estar en ese 22%.
A la mente hay que decirle qué es lo que queremos específicamente, con tiempos, sin dudas, y debemos escribir los propósitos, eso los empresarios sí que lo sabemos, por ello se insiste en el plan, la mente funciona y se persuade cuando mira, escucha, toca y los exitosos programadores de propósitos escriben y leen permanentemente sus metas, así construimos hábitos, se llama el éxito de repetir sin olvido.
Nos quejamos de no tener voluntad, prefiero hablar de disciplina y esa se fortalece en el gimnasio de la repetición, crear hábitos es sencillo, solo debe insistir, perseverar, una vez inicie no se detenga, el descanso hace volver al hábito anterior, para persuadir el punto accumbens debe demostrar que sí quiere el nuevo hábito y este le complace pasando del área de trabajo, ubicada en un zona del cerebro, un área increíble que tenemos, donde viven los hábitos, los ganglios basales; allí todo será fácil, sencillo, por efecto automático, lo que antes era molesto, difícil de realizar, ahora genera placer, bienvenido al 22% de los exitosos.
Algunos establecemos propósitos de tener, mi consejo es ocúpese primero de usted, “del ser”, y si su propósito funciona, “ el tener” vendrá por añadidura. Hasta la próxima.