El foco se localizó en el distrito de Querecotillo, en la provincia de Sullana en el departamento de Piura, según el boletín oficial.
Las autoridades peruanas declararon estado de emergencia fitosanitaria en todo el territorio nacional, con el objetivo de evitar la diseminación de la plaga hacia otras zonas de producción.
En junio del 2019, se detectó el primer brote en la Guajira, Colombia, por lo cual se activaron medidas cuarentenarias y de seguridad en Guatemala y Centroamérica.
Oirsa: “Seria preocupación
Consultado Efraín Medina Guerra, director ejecutivo del Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (Oirsa). –con sede en El Salvador– confirmó a Prensa Libre, que existe una seria preocupación por la localización de este nuevo foco del hongo, y que representa una amenaza a la región.
Precisó que, en la región latinoamericana, la plaga está en Colombia y ahora en Perú, y no está presente en el Istmo.
“Hay mucha preocupación porque es una enfermedad que no tiene cura y ahora se están redoblando las revisiones en los aviones y transporte marítimo porque es una amenaza muy fuerte para la región Oirsa”, puntualizó.
Explicó que, el hongo y es una espora que se transmite en el aíre, calzado y la espora puede perdurar hasta 20 años, por lo que es inminente y el trabajo con materiales resistentes.
Definió que el tema es serio y con otras agencias internacionales están preparando asistencia técnica a escala regional.
La preocupación está en Ecuador que es un importante productor y exportador de banano y plátano, dijo el ejecutivo.
Parte del protocolo impuesto en Centroamérica es la revisión en puertos y aeropuertos de los productos o subproductos que son de musáceas.
Doble vigilancia
Julio Mérida, director ejecutivo de la Asociación de Productores Independientes de Banano (Apib), afirmó que, con el aviso oficial de Perú, se han impuesto medidas para evitar que el hongo se extienda como emergencia, y sobre la marcha se realizarán las investigaciones epidemiológicas y los muestreos que se tiene que hacer.
“Oirsa emitió las alertas y esperamos que las autoridades competentes del Maga vuelvan acercarse con los productores para trabajar en conjunto en estos menesteres para asegurar el cumplimiento de la normativa, que implica una serie de medidas técnicas en puertos y aeropuertos y fronteras”, reiteró el ejecutivo de Apib.
Enfatizó que como sector productor están dispuestos a trabajar con las autoridades para asegurar que las medidas de prevención estén actividades en los campos.
Al igual el director de Oirsa, Mérida reiteró que la amenaza mayor es para Ecuador y Brasil, sin embargo, es un riesgo para la zona productora de América Latina.
“Un aviso de esta naturaleza se esperaría que se redoblen los esfuerzos y como productores estamos listos para apoyar”, añadió.
Para el caso de Guatemala, el productor dijo que si se cumple con la normativa se tiene con la “mitad de la guerra ganada”, por los instrumentos técnicos para asegurar de las mejores prácticas de bioseguridad y prevención en el ámbito bananero y platanero.
Por otro, lado la Apib aplica los controles en las unidades productivas.
Mérida aseveró que existen flancos de exposiciones, y las autoridades deben ocuparse en reducir las brechas, asegurando la aplicación de la normativa.
¿Cuáles son los efectos?
El Fusarium Raza 4 Tropical, provoca una marchitez que debilita la planta y que hace que el fruto no se produzca.
Por otro lado, el hongo se aloja en el suelo e impide que se vuelva a producir cualquier musácea, lo que vuelve al suelo infértil para la producción de banano y plátano.
Datos del sector
Según datos de Apib, la zona de cultivo de banano y plátano alcanza las 90 mil hectáreas.
El sector genera 300 mil empleos directos e indirectos y las principales zonas productoras son Escuintla, San Marcos, boca costa de Quetzaltenango, Suchitepéquez e Izabal.
En 2020, las exportaciones de banano se ubicaron en tercer lugar con divisas por US$826.8 millones, y el 95% se exporta hacia Estados Unidos.