El objetivo del programa es generar mayores ingresos a través de la agricultura, para mejorar la calidad de vida de los agricultores, por lo que fueron capacitados 36 mil 500 de ellos en la mejora de sus técnicas y prácticas de cultivos.
En el proyecto se desarrollaron 22 cultivos, incluidos acelga, arvejas, ejotes, tomate, papa, cilantro, cebolla, ajo, rábano, remolacha y amaranto. En frutas, está el aguacate, melocotón, manzana, berries como mora y fresa, maracuyá, café y cardamomo, por lo que los productores se especializaron en uno o dos de ellos.
También se construyeron tres centros de agricultura moderna para formación, capacitación, transferencia de tecnología, investigación e interactividad digital entre los productores.
Se evidenció que los productores participantes lograron quintuplicar sus ingresos, ya que por ejemplo, alguien que lograba ventas por Q2 mil, ahora logró hasta Q10 mil por la misma cantidad, gracias a la utilización de tecnología, uso de las variedades existentes y el aprovechamiento de una cadena de comercialización que busca productos de calidad durante las épocas de cosecha.
El proyecto incluyó a productores individuales, asociaciones y empresas agrícolas del altiplano, donde se generaron alrededor de 62 mil empleos, por el aumento de la productividad que demandó más mano de obra.
Componente nutricional
Por otro lado, se informó que el 81% de las familias de los productores accedió a una dieta mínima diversa, para tener una mejor nutrición; sobre todo al grupo más vulnerable que son las mujeres y los niños menores de dos años de edad.
“Seguramente, la siguiente generación va a estar mejor nutrida, por lo que tendrá mejores capacidades para desarrollarse y mayores oportunidades para su prosperidad”, declaró German González, director del proyecto Proinnova de Popoyán y Usaid.
Aclaró que el principal enfoque del proyecto es el cambio de conductas para tomar decisiones, con la información proporcionada a las familias y a los productores sobre las mejores tecnologías para la agricultura, cuidado de los infantes, la preparación de alimentos y prácticas para buscar nuevos mercados.
Aportes
González manifestó que Usaid aportó US$36 millones y la coinversión de los 83 socios fue de US$21 millones, creando una alianza público-privada en la que todos contribuyen, ya que un productor necesita modelos de negocios para ser sostenible, para seguir operando y no cerrar cuando el proyecto finalice.
También oficializó que el programa se amplió a otros cinco años y la meta es alcanzar US$110 millones, por lo que se plantearon nuevos retos, como digitalizar toda la cadena agrícola con la herramienta (plataforma) Agriconecta, que es un ecosistema digital para conectar al sistema agrícola. En estos US$110 millones, ya se incluye la primera fase de ejecución.
Debilidades y fortalezas
El programa evidenció el interés de acercar las soluciones agrícolas a los productores y muchas de las dudas estaban relacionadas con que no podían encontrar o adaptar un sistema de riego, el uso de invernaderos, mallas, productos orgánicos o biológicos para eliminar plagas y enfermedades.
Con la plataforma Agriconecta se evidenció que unos 135 agroservicios cuentan con una tienda virtual en línea, de tipo local, se compite y el productor puede pedir que se le traslade a su parcela.
En la presentación se ejemplificó el caso de un productor de tomate que, cuando no poseía un riego por goteo, invernadero ni productos adecuados en el suelo, el rendimiento de una cuerda era de 50 quintales; pero con la implementación de tecnología, llegó a producir hasta 150 quintales, con una mejor calidad.
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