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Producción de azúcar en la zafra 2023-2024 se mantuvo estable, pero fue afectada por la sequía y altas temperaturas

El azúcar sigue siendo uno de los principales productos de exportación, pero debido a las condiciones climáticas no ha logrado recuperar el nivel de producción luego de la caída registrada hace dos años.

Cultivos como la caña de azúcar tuvieron doble efecto por las condiciones del clima como la sequía  y las altas temperaturas en 2024. (Foto, Prensa Libre: Carlos Paredes).

Cultivos como la caña de azúcar tuvieron doble efecto por las condiciones del clima con la sequía y las altas temperaturas en 2024, según experto. (Foto, Prensa Libre: Carlos Paredes).

Durante la zafra 2023-2024, los ingenios azucareros de Guatemala registraron una producción de 2.6 millones de toneladas métricas de caña de azúcar que representó 56.9 millones de quintales de azúcar.

Esta cifra se mantiene muy similar a la de la zafra anterior ya que su crecimiento fue de 0.3% respecto de los 56.7 millones de quintales producidos en el período 2022-2023, según los datos de la Asociación de Azucareros de Guatemala (Asazgua). La zafra inicia en noviembre y finaliza entre abril y junio de cada año.

El año pasado, en ese último período mencionado experimentó una caída de -5.5%, comparado con los 60 millones de quintales reportados en 2021-2022.

De forma similar se observó en la producción de la caña de azúcar, que pasó de 2 millones 762 toneladas métricas (TM) en 2021-2022 a 2 millones 608 mil 405 TM el año pasado, mientras que la zafra 2023-2024 tuvo una cifra muy similar en 2 millones 617 mil 237 TM.

El sector atribuye ese comportamiento a los efectos de la sequía, registrada en gran parte del 2023 y los primeros cinco meses del 2024.

El 74% de esta producción corresponde a azúcar blanca, mientras que el 23% es azúcar crudo y el restante 3% corresponde a otras variedades de azúcar.

El impacto de la sequía se reflejó principalmente en las zonas cultivadas en las cercanías del mar en las cuales se registró una disminución en el rendimiento por el estrés hídrico que enfrentó el cultivo mientras que en otras zonas de cultivo el impacto de la sequía fue menor, mencionó Luis Miguel Paiz, gerente general de Asazgua.

Sin embargo, “gracias a prácticas agrícolas implementadas por los ingenios como uso de variedades con mayor rendimiento, entre otras, se logró compensar el bajo rendimiento en el área del litoral”, añadió.

Datos del Banco de Guatemala (Banguat) refieren que en el año 2022 se exportó azúcar por US$788.27 millones; en el 2023 fue por US$595.57 millones, y a junio de 2024 se registra en US$436.69 millones.

Expectativas, aún en incertidumbre

Respecto a las expectativas para la zafra 2024-2025 se explicó que para la estimación de producción existen distintos factores, que parten desde el manejo agrícola especifico de cada ingenio y las condiciones climáticas en las que se desarrolle.

Estas últimas tienen incidencia directa en los cultivos debido a las variaciones en las lluvias o radiación del sol, lo cual incide en la producción de toneladas de caña por hectárea y porcentaje de rendimiento. Y refiere que según datos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) los valores promedio aún son cálidos y esto puede ocasionar déficit hídrico para la cosecha del primer tercio de la zafra que va de noviembre a diciembre.

Pero también se debe tomar en cuenta que el pronóstico del International Research Institute For Climate and Society (IRI), reporta que en este momento hay una etapa transitoria que podría cambiar a una fase fría lo cual podría resultar en más concentración de sacarosa, pero menos toneladas de caña.

“De esa cuenta, en este momento no hay certeza en los pronósticos para el desempeño en la próxima zafra y se podrán tener estimaciones más precisas cuando inicie la Zafra 2024/25 en noviembre”, dijo el ejecutivo.

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Entre los principales productos de la industria azucarera incluye aproximadamente un 74% de azúcar, 17% alcohol y 9% melaza.

Doble impacto

Alfredo Vila, presidente de Asazgua, comentó recientemente a Prensa Libre que la cantidad de caña producida fue aproximadamente la misma que la del año anterior, pero la cantidad de azúcar que se extrajo por tonelada de caña fue menor, y la reducción se debió principalmente a causas climáticas.

“El clima, la sequía nos afectó sobremanera y se preveía que el niño se iba a convertir en niña, esto ya lo veíamos venir, pero también es perjudicial porque luego de un año de un invierno seco pasar a un invierno con inundaciones también eso es perjudicial para el para el producto”.

“Pero todos nos tenemos que adaptar, sabíamos que esto venía entonces teníamos que incrementar nuestros esfuerzos para drenajes y temas de minimizar las mermas que pueden haber resultado de las inundaciones y de la sequía del año anterior”, añadió.

Asazgua emitió en marzo último una declaración de “alerta” ante la crítica falta de lluvias. En esa oportunidad el sector refirió que a nivel general se estaba presentando una reducción de ocho quintales por hectárea (ha), o 3.25% menos, pero que en el litoral el impacto era mayor con una disminución de 17.2 quintales por ha en comparación con el año pasado (7% menos). En promedio hablaban de una baja de 4% en la producción para llegar a producir 2 millones 268 mil 500 quintales de azúcar, pero al final se quedó una caída 0.3%.

“Los efectos climáticos cada vez son más violentos por alguna razón” ya que ahora se juntó un año seco con un año que se prevé con muy lluvioso, entonces “aquí es doble el efecto porque tuvimos un verano muy seco y si el invierno es con inundaciones, el efecto negativo es doble porque las plantas no crecieron no crecieron lo que debían crecer por falta de agua y van a ser afectadas por exceso de agua al final de su proceso de crecimiento” y esa cosecha va a ser seriamente afectada, agregó Vila.

Aunque con la agricultura nunca se puede predecir con certeza, pero se esperaría tener una zafra normal en 2026, indicó.

Sin embargo, Vila explicó que el suministro en el mercado local está siempre garantizado porque una de las prioridades es mantenerlo abastecido y lo que merma son las exportaciones.

La producción derivada del tema del clima es diferente en todo el mundo y eso es lo que ocasionalmente produce los cambios de precios en el mercado en el mercado mundial, sobre todo dependiendo del clima en India, en Brasil y en los más grandes productores del mundo, dicta los precios de los referentes del mercado mundial.

Las reservas a nivel mundial se han mantenido más o menos estables, eso es una un mensaje bueno para el para el mercado internacional, añadió.

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Vila dijo recientemente el precio a estado cotizándose bien con entre US$20 y US$21 el quintal, pero muchos no toman en cuenta que también subieron los costos.

“A raíz de la pandemia los costos subieron muchísimo y no bajaron a los niveles prepandemia. Es cierto el precio subió 40% pero los costos subieron 30%”.

Efecto colateral: las altas temperaturas

Alex Guerra, director general del Instituto Privado de Investigación sobre Cambio Climático (ICC), explicó que aparte de la sequía otro aspecto que perjudicó el desarrollo de la planta fueron las altas temperaturas registradas durante cierto período de 2023 pero en especial en 2024.

“Influyó en una disminución de la producción no solo la falta de lluvia sino las temperaturas tan altas”, ya que la caña de azúcar, después de los 34 grados ya se estresa por el calor y hubo meses, en esos dos años, que se registraron temperaturas más altas, explicó.

El agua ayuda a que las plantas se mantengan erguidas, ayuda a transportar los nutrientes para que circulen en la planta y al no tener suficiente agua se ve reducido el crecimiento y por lo tanto afecta la producción de la caña y del azúcar.

Por ejemplo, en la planta de la caña de azúcar hay un crecimiento más lento.

Incluso hay algunos lugares este año en donde la planta estaba pequeña y no se podía regar, ya que  hace ocho años se tienen acuerdos en la costa sur de que los ríos tienen que seguir fluyendo hasta su desembocadura deben de mantener su caudal hasta su desembocadura, pero los niveles de los ríos estaban tan bajos que no se podía tomar agua para regar, entones murieron esas plantas.

La parte más crítica fue en marzo, abril y mayo ya que este año se atrasaron las lluvias y se observó que los cañales que estaban pequeños se quedaron secos y los grandes presentaban estrés y las hojas estaban como quemadas.

Y, con el calor excesivo se experimenta lo que técnicamente se denomina estrés térmico que provoca que la planta se cierra, es decir cierra sus estomas que son agujeros que tienen en las hojas por donde sale el agua y por donde respira y detiene su crecimiento como un mecanismo para no morirse.

“Lo que vimos en 2023 y 2024 fue un efecto combinado, de sequía y altas temperaturas”, expuso Guerra.

El director de ICC indicó que para la zafra 2024-2025 que empieza en noviembre, se prevé que aún incidirá en algún porcentaje los efectos de la sequía ya que esta afectó el período de crecimiento del cultivo.

Sin embargo, también se está a la expectativa porque este año se prevé más lluvioso, como ya se dio en junio cuando quedaron inundadas áreas de las fincas, y se espera que entre septiembre y noviembre haya bastante lluvia por el fenómeno de la niña. El exceso de agua afecta el rendimiento de la planta.

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Para el período de la zafra lo que se necesita es que deje de llover, sino esta se puede atrasar debido a que los campos están muy lodosos.

A la caña de azúcar se le considera un cultivo semiperemne, porque se siembra, luego se cosecha un año después y al poco tiempo de haber cortado la caña empieza a crecer de nuevo, sin embargo, para mantener un alto rendimiento se debe renovar cada 5 o 6 años.

Mejora la generación eléctrica

Los ingenios también son cogeneradores de electricidad, y durante la zafra 2023-2024 generaron 2 mil 822 gigavatios hora (GWh) de energía eléctrica renovable a partir del bagazo de la caña de azúcar, lo que representó un incremento de 10.6% respecto de la zafra anterior, según Asazgua.

Con ello se autoabastecen para las operaciones industriales pero el resto es inyectado al Sistema Nacional Interconectado (SNI), y en la zafra 2023-2024 esto significa que el 25% de la energía consumida por los guatemaltecos.

La biomasa forma parte del sistema de economía circular implementado por ese sector en el cual se aprovechan y reutilizan los residuos de la caña de azúcar.

ESCRITO POR:

Rosa María Bolaños

Periodista de Prensa Libre especializada en medios escritos y radiales en temas de energía eléctrica, empleo, impuestos, empresas y negocios con más de 20 años de experiencia.

Urias Gamarro

Periodista especializado en macroeconomía, finanzas públicas e infraestructura, con 20 años de experiencia en medios radiales, impresos y digitales.