El presidente anterior, Martin Winterkorn, renunció el miércoles debido al escándalo, que ha dañado la reputación de la empresa y amenaza con perjudicar sus negocios.
La compañía enfrenta multas y demandas colectivas que podrían costarle miles de millones de dólares tras reconocer que había falseado los ensayos de emisiones de sus automóviles diésel por medio de un programa informático.
“Haré personalmente todo lo que pueda para recuperar la confianza de nuestros clientes, nuestros empleados, nuestros socios, inversionistas y el público en general”, aseguró Mueller.
La compañía deberá reparar también el software que dice tener en unos 11 millones de autos en el mundo, muchos más que los 482 mil identificados la semana pasada por las autoridades estadounidenses.
Con la llegada de Muller, la compañía anunció también la suspensión de algunos empleados y la reorganización de sus operaciones en América del Norte.
Mueller posee una larga experiencia con varias de las 12 marcas de Volkswagen a su nuevo puesto a la cabeza de un grupo enorme con 600 mil empleados en todo el mundo.
Volkswagen informó ayer que cinco millones de vehículos de su marca principal Volkswagen están afectados en todo el mundo por la manipulación de emisiones contaminantes.
Ciertos modelos y algunos años de fabricación están equipados exclusivamente con el motor diésel EA 189, en el que se detectó en EE. UU. el software que trucó las emisiones contaminantes.
Estos modelos son por ejemplo el Golf de la sexta generación, el Passat de la séptima generación y la primera generación del Tiguan, según Volkswagen.
Todos los vehículos nuevos de la marca Volkswagen que cumplen la normativa europea EU6 no están afectados, que incluye los nuevos modelos del Golf, Passat y Touran.