En esos momentos es importante considerar cuidadosamente las opciones.
Muchas veces el emprendedor se entusiasma fácilmente y hace inversiones en áreas que no conoce o sobre las cuales no tiene mayor influencia, para luego terminar perdiendo parte del dinero que tanto le costó ganar.
Parece paradójico que sea tan fácil destruir un valor cuando ha costado tanto construirlo. Sin embargo, si reflexionamos sobre la naturaleza del emprendedor y las fases por las que usualmente pasa, es posible identificar un patrón que se repite: el emprendedor puede alcanzar un techo y no estar consciente de sus limitaciones internas.
Debo admitir que yo no he estado en esa situación. Fue hasta que decidí cursar el Acton MBA que logré identificar varios “puntos ciegos” que me estaban limitando para avanzar en mi camino empresarial y me hacían cometer errores de novato.
Más allá del crecimiento profesional que el cursar un MBA puede implicar, Acton fue un hito de crecimiento personal gracias a su enfoque en ayudar a los estudiantes a vivir una vida con significado.
Al final obtuve un retorno de inversión más allá de lo que me hubiera imaginado y me comprometí a replicar el programa en la UFM para expandir su efecto multiplicador.
Como mi caso, hay muchas historias de emprendedores que decidieron invertir en su propio crecimiento antes de dar el salto al siguiente nivel.
Luego de convivir con cientos de ellos, he notado que nadie lamenta invertir en su crecimiento personal y más bien desean haberlo hecho antes.
Cada caso y experiencia son distintos. Sin embargo, considero que hay tres aspectos que una experiencia de crecimiento debe tener para que sea realmente transformadora y eleve nuestro potencial.
El primero es ayudar a expandir nuestra perspectiva acerca del mundo y de nosotros mismos; el segundo, equiparnos con herramientas prácticas para ampliar nuestra capacidad de ejecución, y por último rodearnos de gente con visión y valores en común.
Independientemente del camino que tomemos, es importante mantener la humildad y reconocer que, aunque estemos aprendiendo constantemente, siempre hay mucho por aprender.
La inversión en crecimiento personal puede ser la clave para romper barreras invisibles y crear valor intangible pero vital.
* hugodiaz@gmail.com