Sergio Osorio, encargado de pinabete del Instituto Nacional de Bosques (Inab) informó que a nivel nacional están registradas 1 mil 200 plantaciones, que suman 386 hectáreas distribuidas en Huehuetenango, San Marcos, Quetzaltenango, Totonicapán, Sololá, Quiché, Chimaltenango, Jalapa y la zona centro.
Hay algunas plantaciones que fueron establecidas hace algunos años con el objetivo de conservar la especie y no con fines productivos. Otras que están en proceso de crecimiento, pues dependiendo el clima, calidad de suelo y altitud, los árboles tardan en crecer de 6 a 7 años y en las condiciones más críticas, hasta 10 u 11 años.
Precio de los pinabetes en 2023
Alrededor de 156 plantaciones con registro vigente en el Inab, que suman un poco más de 200 hectáreas en fase de producción, son las que van a comercializar este año, de 35 mil a 40 mil árboles, además de 50 mil subproductos como coronas y guirnaldas.
En la ciudad capital se vende por pie y depende de la calidad del árbol, el precio oscila:
- Entre Q100 hasta Q130 el pie
En coronas y guirnaldas:
- Entre Q90 hasta Q100 cada una, dependiendo el tamaño
Árboles en maceta:
- De Q130 a Q160 el pie, es más caro porque es un árbol vivo
En el interior el precio por pie es menor:
- Entre Q60 a Q80; y las coronas y guirnaldas entre Q50 a Q70
Osorio comentó que en la ciudad capital los precios suben por costos de transporte, estancia para quienes viajan a vender en la Feria del Pinabete u otros eventos, además de pago a empleados y de espacios en centros comerciales para la exposición y venta de los árboles, coronas y guirnaldas.
Producción de pinabetes
Según un análisis del Inab, lo que generó el sector de la producción de pinabetes en 2022 fue de Q13 millones. Buena parte de esta cifra es por la mano de obra que promueve entre 45 mil a 50 mil jornales o tareas eventuales.
El entrevistado informó que el 80% de las plantaciones establecidas son de pequeñas extensiones de tierra que van desde los 400 metros cuadrados hasta los 10 mil. El 20% restante, que son las más grandes, sí contratan personal temporal para esta época.
Inversión a largo plazo
De acuerdo con Osorio, la inversión inicial es alta, para sembrar pinabete en un terreno de mil metros cuadrados, solo en la compra de la planta se invierten alrededor de Q2 mil; pues cada arbolito cuesta entre Q8 a Q11.
Sin embargo, el Inab tiene programas de incentivos que, en los primeros seis años, apoyan a los productores hasta con Q18 mil 600 en este período.
Este cultivo también tiene beneficios ambientales como, la recuperación de áreas, de estas, muchas están en las partes altas de las cuencas, que normalmente son zonas de recarga hídrica. Lo que contribuye a reducir el riesgo de deslaves e inundaciones porque son áreas que están cubiertas por árboles, además se convierten en hábitat de muchos animales.
Asimismo, son una alternativa legal que tiene la población para comercializar el pinabete, considerado como un símbolo de la Navidad. Esto ayuda a proteger los bosques naturales.
Verifique el marchamo
El marchamo es el distintivo que garantiza que los árboles provienen de plantaciones o viveros registrados en el Inab y para obtenerlos, los propietarios deben registrarse en el Registro Nacional Forestal.
Tras esto, los autorizados solicitan:
- Los marchamos blancos con número correlativo y leyenda de Inab y la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (Conap) para árboles cortados y árboles vivos en maceta
- Marchamo blanco con fondo negro para coronas y guirnaldas, todos provenientes de plantaciones registradas.
“Cosecha debe esperar hasta 10 años”
Martín Villagrán, representante del Grupo de Pinabicultores de Huehuetenango (Pinahue), comentó que este conglomerado aglutina alrededor de 35 productores, quienes en esta temporada comercializarán entre 800 a 1000 árboles, y al menos 1 mil 500 subproductos.
Esta es una actividad de fin de año, pues los productores no se dedican solo a ello, sino como una actividad extra. Pues, la mayoría de los productores de pinabete de Huehuetenango se dedican a otras actividades agrícolas como siembra de maíz, haba y papa, así como forrajes y pasto para bovinos.
En este 2023, tienen apoyo financiero del Banco Mundial para promoción, fortalecimiento de mercadeo, producción y comercialización de esta especie. Además de la reforestación de cinco hectáreas.
En tanto, Arturo Pérez, propietario de la plantación voluntaria y vivero Las Luces, ubicada en la aldea Los Cerezos, Tejutla, San Marcos, compartió que hace 35 años sembró los primeros pinabetes “por amor y porque le gustaban”, en una extensión de 640 metros cuadrados.
Esto, sin imaginar que más adelante se convertiría en un negocio rentable que genera, en esta temporada, hasta nueve jornales, pues cuando registró la plantación y vivero en el Inab y Conap, le asesoraron para comercializar los productos. Por lo que, ahora él recomienda a quienes tienen disponibilidad de tierra de aprovecharla con la siembra de este cultivo.
Este año, él comercializará al menos 75 árboles de pinabete. Además, indicó que a partir de abril y mayo de cada año empieza la venta de pilones para sembrar.
Marvin Escobar, gerente general de Pinabello de la finca Agua Escondida, ubicada en Tecpán, Chimaltenango, compartió que su plantación data del 2008.
Coincidió que al inicio es una inversión a largo plazo, pues se debe esperar al menos 10 años para la primera cosecha, sin embargo, en los últimos años ha aumentado la conciencia ambiental de comprar pinabete con marchamo autorizado, y con esto también han crecido las ventas.
Escobar calcula que cada año aumenta un 5% la demanda. Este año, él comercializará un 10% de su plantación de una extensión de 10 hectáreas.
