“No es un paso positivo”, dijo en un comunicado.
El panorama resulta complejo, pues los demócratas en el Congreso -con mayoría en la cámara baja- siguen preocupados por los derechos de los trabajadores, la resolución de disputas y otros temas.
Sindicatos estadounidenses son también escépticos de que el nuevo acuerdo resuelva sus preocupaciones por la legislación laboral mexicana más flexible.
Mientras tanto, el gobierno mexicano anunció la entrega al Senado, para su debate y ratificación, del renovado acuerdo comercial.
Esto ocurre un día después de que Canadá hiciera lo propio, que lo considera “un gran acuerdo” fruto de “un largo y dificultoso proceso”.
El pacto, que moderniza reglas sobre manufacturas, comercio digital y derechos laborales, se logró después de un año de duras negociaciones para actualizar el TLCAN, un tratado vigente desde 1994 y que fue severamente criticado por Trump.
Para entrar en vigor, debe ser ratificado por los Legislativos de los tres socios.
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