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Observamos un impulso del crédito al consumo atribuido a una diversificación de la cartera, afirma analista de S&P Global Ratings

Alfredo Calvo, líder del sector de instituciones financieras en América Latina de S&P Global Ratings hizo un análisis de las fortalezas y los retos que enfrenta la banca guatemalteca.

Algunos factores tienen relación con el comportamiento de la economía y de los créditos bancarios, mencionando que es positiva la diversificación de deudores en la cartera pero no el riesgo de un aumento en la mora.

El experto refirió que hay factores estructurales en el país, que todavía representan retos para la banca en cuanto a crecimiento y rentabilidad, uno de estos el bajo producto interno bruto (PIB) per cápita.

¿Cuál es la situación de la banca en Guatemala y que fortalezas y debilidades han detectado?

Algo que hemos estado señalando es que definitivamente este ambiente económico positivo para el país podría jugar a favor del crecimiento del crédito y del desempeño operativo de los bancos.  Sin embargo, sí existen factores estructurales en el país, que todavía representan retos para la banca en cuanto a crecimiento y rentabilidad.

Por ejemplo, uno de estos factores es el bajo nivel del PIB per cápita en Guatemala, es decir, bajos ingresos en los hogares y el amplio sector informal en la economía que, -así como lo observamos en Guatemala, también lo vemos en otros países de Centroamérica-, limitan la capacidad de los bancos para poder crecer de manera más ágil y manteniendo indicadores sanos de calidad de activos, que les permitan seguir fortaleciendo sus niveles de rentabilidad.

Otras de las oportunidades que vemos para el sector tiene que ver con las regulaciones bancarias, ya que, aunque reconocemos que ha habido avances en los últimos años, seguimos viendo un rezago respecto a los estándares internacionales. Por ejemplo, en América Latina tenemos países como México, Brasil, Chile, Perú y Colombia que han venido avanzando en fortalecer estas regulaciones hacia lo que se observa en países desarrollados. En el caso de Guatemala, creemos que ese avance ha sido más lento que estos otros países y esto puede ser una oportunidad hacia adelante.

Otro reto que hemos señalado por mucho tiempo es el de disminuir el nivel de dolarización que existe en el sector bancario, pues los créditos denominados en dólares representan alrededor del 30 % del total de préstamos en el sistema y esto es un riesgo en caso de un escenario de devaluación de la moneda local. Este nivel de dolarización de la banca supera el promedio de otros sectores bancarios en América Latina. Estimamos que alrededor del 40 % de los créditos denominados en dólares se destinan a clientes que no generan ingresos en esa moneda, lo cual hemos resaltado como un riesgo, y que nos refleja el apetito al riesgo que está dispuesto a tomar el sector.

¿Qué riesgo observan en el sentido de que ese nivel de crédito en dólares va a personas que no generan dólares?

Hay riesgo de generarse volatilidad cambiaria, esto podría resultar en que los clientes que tienen sus préstamos en dólares, si se diera una devaluación del Quetzal, podría hacer que la deuda se eleve, presionando así sus niveles de liquidez y apretando su capacidad de pago.

Si una compañía tiene ingresos en dólares no habría tal presión, pues una devaluación también le favorece porque al traducir los ingresos a quetzales también crecerían, pero cuando la compañía o la persona no genera dólares, solo crece la deuda, pero no crecen los recursos con los que pueden pagar y entonces ahí hay presión de que más clientes pudieran entrar en cartera vencida y afectaría la rentabilidad del banco, porque tiene que generar reservas para cubrir esos riesgos cuando hay un deterioro.

El crecimiento del crédito bancario al sector privado ha sido alto los últimos años ¿a qué se atribuye y cómo lo observan?

Los bancos han aprovechado después de la pandemia el impulso que se ha dado en lo económico para poder expandir sus portafolios de crédito a un ritmo más acelerado. Lo que estamos previendo para este año y sobre todo pensando en el 2025, es una moderación en el ritmo de crecimiento de las diferentes economías en Centroamérica que tiene relación también con lo que esperamos con Estados Unidos. Para ese país prevemos que el siguiente año sea más complicado y de menor crecimiento, y que eso lo resientan los países en Centro América. Entonces esperamos que para el siguiente año se vea un crecimiento en términos nominales del crédito de alrededor de un 8 %.

El impulso que hemos estado viendo los últimos dos años muestra el otorgamiento de crédito comercial corporativo, pero también hemos visto importante el impulso del crédito al consumo, los grandes jugadores en el sistema como los bancos más grandes del país han tomado una estrategia de buscar la diversificación de sus portafolios de crédito por cliente, por sector y por la línea de negocio y esto ha abierto la puerta a que el crédito al consumo venga creciendo de una forma más rápida.

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Esto trae beneficios en cuanto a diversificación de riesgos porque el crédito al consumo permite eso, tener acceso a muchos clientes y también el tema de rentabilidad en donde los productos de consumo ofrecen tasas crediticias muy atractivas para los bancos, por ejemplo, con buenos indicadores de rentabilidad. Sin embargo, también observamos un riesgo, en el sentido de que estos portafolios de crédito de consumo normalmente están asociados a niveles de cartera vencida más altos. Tanto ese aspecto, como los riesgos en la parte económica que le mencionaba para el próximo año, prevemos que puedan presionar los indicadores como cartera vencida para los bancos en el 2025.

El indicador de activos improductivos, donde sumamos cartera vencida de más de 90 días más bienes adjudicados, representaba niveles por debajo de 2 % de la cartera total de los bancos, pero en la actualidad estimamos que este indicador puede estar entre un 2.5 % y 2.8 % en el 2025, lo cual refleja esta exposición a préstamos de consumo que trae oportunidades, pero también trae riesgos.

¿Cuáles son las fortalezas que tiene el sistema bancario guatemalteco?

Como fortalezas hemos podido observar estabilidad en los resultados de los bancos, tanto en calidad de activos como en rentabilidad y el otro factor que señalábamos es el tema de la estructura de financiamiento con la que operan los bancos.

El financiamiento se concentra principalmente en depósitos, lo mismo vemos en otros sectores bancarios de América Latina, pero la diferencia es que en Guatemala las bases de depósito están mejor diversificadas porque tienen un componente importante de depósitos de personas físicas y esto trae dos beneficios: por un lado la diversificación, porque permite tener ese fondeo diversificado en miles de clientes, y por otro lado fortalece la rentabilidad porque son recursos que los bancos utilizan para financiarse, pero a costos más baratos que el fondeo mayorista.

Como fondeo mayorista me refiero a que pueden ser depósitos, pero que correspondan a empresas, personas morales o instituciones financieras, y ese tipo de inversionista cobra tasas más caras por prestar fondos a los bancos. Entonces esta es una ventaja competitiva del sector bancario.

ESCRITO POR:
Rosa María Bolaños
Periodista de Prensa Libre especializada en medios escritos y radiales en temas de energía eléctrica, empleo, impuestos, empresas y negocios con más de 20 años de experiencia.