Minería, construcción y agricultura iniciaron el año con decrecimiento y estos sectores explican por qué

La economía nacional creció 3.3% durante el primer trimestre del 2024 (4% en el mismo período del año previo) y “este resultado estuvo influenciado por el incremento observado en la demanda interna, particularmente del gasto de consumo final de los hogares y de la inversión en maquinaria y equipo; así como por el aumento registrado en las importaciones de bienes y servicios”, expuso en su informe el Banco del Banco de Guatemala (Banguat).

Añade a continuación que en la medición del PIB por el origen de la producción, se registró un crecimiento en la mayoría de actividades económicas, en el que incidió, principalmente, el comercio y reparación de vehículos (5.4%); actividades financieras y de seguros (8.9%); el sector inmobiliario (4.4%); salud (7.3%); alojamiento y de servicio de comidas (5.9%); e información y comunicaciones (3.5%), actividades que en conjunto representaron alrededor del 69% de la tasa de variación del PIB en el trimestre en estudio.

Por otro lado, durante los primeros 90 días del año, la economía nacional generó Q152 mil 333.2 millones, lo que estaría en sintonía con la previsión prevista en la política monetaria, cambiaria y crediticia, respecto a que el indicador estaría creciendo cercano al 3.5% al finalizar el ejercicio, como valor central o núcleo.

En el primer trimestre del 2023 el indicador se sitúo 4%; en 2022 en 4.7%; 2021 4.5% y 2020 0.8%, debido a los efectos de la emergencia sanitaria y las diferentes medidas adoptadas a nivel interno y externo.

Variaciones negativas y por qué

El reporte da cuenta de que 14 actividades tuvieron un desempeño positivo, pero tres sectores mostraron un decrecimiento, siendo estos la construcción (-1.3%), la explotación de minas y canteras (-13.7%) y la agricultura (-0.4%).

En el primer caso, la edificación de obras tiene un peso o participación del 5.6% en la estructura de la economía y Fernando Estrada Domínguez, director de la Comisión de Estadísticas de la Cámara Guatemalteca de la Construcción (CGC), expuso que efectivamente hubo y persiste una desaceleración en el sector, debido a una parálisis en la aprobación de gestiones y licencias, lo que, como resultado, detiene la ejecución de proyectos.

También incide el escaso gasto público en el sector, ya que el presupuesto aprobado del Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (CIV) para 2024 es de Q6 mil 580 millones, pero en el primer trimestre solo se logró ejecutar el 12%.

También recalcó la falta de agilidad en el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (Marn) para extender las licencias ambientales, pues al existir poco personal en la institución, se acumuló una presa de expedientes no aprobados. Esto también ocurrió en otras instituciones como en la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres y el Ministerio de Energía y Minas.

Sobre las perspectivas de cierre, Estrada apuntó que a medida que el nuevo gobierno termine de tomar el control y manejo de todas las instituciones, se esperaría que mejore la gestión del aparato público en general.

“Creemos que con una buena coordinación interinstitucional entre el sector público y privado se puede ir mejorando la ejecución, la transparencia y la competitividad del país”, resaltó.

La minería está inactiva

En cuanto a la explotación de minas y canteras, la actividad tiene una participación del 0.5% en el PIB anual y al explicar el desempeño reportado en el primer trimestre, Valery Zurita, directora ejecutiva de la Gremial de Recursos Naturales, Minas y Canteras (Grenat), aseguró que el principal factor es la falta de reactivación de los proyectos de níquel, que si bien están detenidos desde finales del 2022 “es ahora cuando realmente se está percibiendo el efecto económico a nivel nacional”.

A esto se sumaría “la falta de estabilidad jurídica en la que está inmerso el sector, con una moratoria de hecho y declaraciones de las autoridades que debilitan cada vez más la confianza de los inversionistas”.

A su entender, el sector de minas y canteras puede contribuir mucho más a nivel nacional, pero lo que estamos viendo hoy es nada más el reflejo de la falta de acciones concretas destinadas a la reactivación.

Al respecto, enumeró que los proyectos que más contribuyen al PIB se encuentran detenidos, como la minería El Escobal (San Rafael) con siete años sin operar; y los proyectos Sechol y Fénix que llevan casi dos años inactivos. “Esto quiere decir que alrededor del 90% de la Industria está detenida, no podemos esperar un desempeño positivo con ese escenario”.

En cuanto a las perspectivas de cierre de la actividad, Zurita resaltó que difícilmente se verá un desempeño positivo en los siguientes trimestres, pero se confía en que una reactivación de la industria este año se vea reflejada en los indicadores de 2025”.

En cuanto los tres proyectos que en la actualidad se encuentran suspendidos (Escobal, Sechol y Fénix) y el que está pendiente de inicio (Cerro Blanco), requerirán de por lo menos seis meses para preparar equipos, proveedores, contratación de personal, entre otros para empezar a trabajar formalmente, a partir del momento en que se autorice su operación.

“El impacto en derrama económica sería prácticamente inmediato, pero seguramente en el PIB nacional podremos ver un desempeño positivo hasta el segundo semestre del 2025. Por supuesto, eso dependerá también de la disposición de las autoridades para aprovechar responsablemente los recursos naturales del país”, concluyó.

Baja del agro

Respecto a la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca es un sector con una participación del 9.8% en el PIB, detrás del comercio (20.7%) y la industria manufacturera (14%), pero que resultó afectado por diversos factores al inicio del año.

Fernando Zuloaga, gerente agrícola de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), enfatizó que el desempeño negativo del -0.4% en el sector agrícola se explica por los efectos del cambio climático que causó grandes incrementos de temperatura y una extensa sequía que impactó negativamente hasta un 20% de la producción agrícola estimada.

A ello se agrega un fenómeno creciente que es la emigración de la población rural hacia México y Estados Unidos, lo que ha provocado una seria escasez de mano de obra. Y consideró importante destacar la falta de infraestructura rural, en particular los caminos, así como las series limitaciones en los sistemas de riego y los aumentos de precio de los servicios logísticos (fletes y transporte), que impactan los costos de producción.

Sobre lo que se esperaría para los siguientes trimestres, mencionó una actividad agroclimática de gran inestabilidad con intensas lluvias y huracanes que potencialmente pueden causar serios daños en los diferentes cultivos, aparte del incremento de plagas y enfermedades.

Asimismo, lamentó la desaceleración del suministro en las diferentes cadenas productivas por perjuicios a la infraestructura vial y consecuentemente, aumento de los costos de producción, lo que implica una menor producción y un probable incremento de precios al consumidor.

En sintonía

Álvaro González Ricci, presidente del Banguat, indicó que el índice mensual de la actividad económica (Imae) creció 4.4% en mayo de 2024 (3.8% en mayo de 2023) con un aumento acumulado de 3.6%, en línea con el crecimiento económico anual previsto para 2024 de 3.5%. Y si el PIB al primer trimestre fue de 3.3%, también está en línea con la proyección anual. 

En cuanto al comercio exterior, a mayo de 2024 las exportaciones muestran una variación de -1.8% y aunque siguen en terreno aún negativo, muestran una recuperación respecto a la caída de -6.5% registrada a finales de 2023, por lo que se esperaría que ingresen a terreno positivo en el cuarto trimestre de 2024. En lo relativo a las importaciones, éstas muestran un crecimiento de 8.1%, en línea con lo esperado, concluyó.