El comercio internacional para un país tan pequeño como Guatemala es extremadamente importante, es generador de nuevas inversiones y empleos, normalmente mejor pagados, y propone un mercado mucho más grande que el que encontramos a nivel local para nuestras verduras, cardamomo o servicios en call centers.
Desde el punto de vista fiscal, los puestos fronterizos se convierten en el “lugar de cobro” no solamente de los impuestos de importación —aranceles— , sino también de uno de los tributos más importantes, el IVA.
La discusión reciente sobre las propuestas de presupuesto para el 2017, que forzosamente debe pasar primero por racionalizar el gasto y cerrar las fugas por donde se desangra el presupuesto gubernamental, requiere también tratar de optimizar y hacer mucho más eficiente y eficaz el paso de bienes importados y exportados por todos los puestos fronterizos, llámese Tecún Umán, Puerto Santo Tomás de Castilla o Aeropuerto La Aurora.
A la SAT le conviene que un contenedor con productos japoneses o italianos se nacionalice —pague los impuestos— y salga de la aduana en la mitad del tiempo que lo hace hoy. Colas de camiones en frontera o contenedores en depósitos fiscales haciendo espera para presentar documentación y pagar impuestos no es buen “negocio” para el gobierno. Tampoco lo es para un exportador, donde cada minuto cuenta frente a sus clientes en EE. UU. o Europa.
Gestión coordinada
Recientemente, el superintendente de la SAT anunció un incremento sustancial en la recaudación en aduana de Puerto Quetzal, donde se superó la meta por primera vez desde septiembre del 2015. Mencionó que se debe en parte a la disminución del porcentaje de “selectivos rojos”, es decir, revisiones físicas del 44% al 15% y las rotaciones y cambio de administradores en esas aduanas.
Si bien es cierto se requiere invertir en nueva infraestructura vial y edificaciones en los puestos fronterizos, puentes como en Pedro de Alvarado, terminales marítimas de contenedores, o agrandar áreas de carga y descarga en el aeropuerto, una de las claves para mejorar y hacer más rápida la gestión en puesto fronterizo en el corto plazo es poner en práctica la Gestión Coordinada de Fronteras (GCF), una herramienta considerada mejor práctica internacional, que ha sido propuesta en el país por instituciones financieras como el BID y el Banco Mundial en proyectos ya desarrollados en algunos países de la región, y se espera en algún momento, en puestos fronterizos como Tecún Umán y Pedro de Alvarado.
Considerando que los costos generados en los pasos fronterizos representan el 15% del valor de los bienes comercializados, que el 75% de los atrasos se debe a procesos ineficientes y solo el 25% a infraestructura vial y que un día de atrasos extras reducen en un 7% las exportaciones, aplicar una iniciativa como GCF es esencial para disminuir tiempos en despacho y mejorar el control aduanero.
La GCF implica —entre otros— integración y automatización de procesos y controles entre aduana, autoridad sanitaria, fitosanitaria, migración, la gestión integral de riesgo, una ventanilla de comercio exterior única para exportaciones e importaciones, que permita realizar todos los trámites sin mediación de papeles, sellos o firmas, inspección no intrusiva, identificación de operadores económicos confiables, uso de radiofrecuencia para trazabilidad de camiones y muchos otros temas que son parte del equilibrio entre facilitación de comercio y control fiscal y parafiscal.