Por ejemplo, seis de cada diez hogares dependen de sus ingresos por la vía de las transferencias, reveló el estudio “La migración y las remesas familiares en el contexto de la covid-19”, que elaboró la Asociación de Investigación de Estudios Sociales (Asíes) en una medición hecha en 2020.
“Las remesas se han convertido en la seguridad social de muchas familias”, remarcó Eduardo Stein Barillas, vicepresidente de Asíes, al presentar la introducción de la investigación, que tuvo una muestra de más de 240 participantes con un sondeo de opinión en septiembre pasado.
En 2020, Guatemala cerró con un ingreso de remesas por US$11 mil 340 millones con una tasa de crecimiento de 7.9%, y tan solo en enero de este año, el crecimiento interanual fue de 8.9%.
Amortiguador en los hogares
Stein aseguró que las remesas presentaron un ciclo con un comportamiento normal en el inicio del año y luego una caída, hasta alcanzar la recuperación, que estuvo muy asociada a la reactivación de la economía en algunos estados de la EE. UU. La misma tendencia ocurrió en El Salvador y Honduras.
Por ejemplo, el investigador de Asíes Fabian Juárez aseguró que el 14.33% de las remesas se destinó para cubrir las necesidades básicas en los hogares, ya que un buen porcentaje de las personas pudo ver mermados sus ingresos e incluso, sus empleos, como resultado del decrecimiento de la economía nacional.
“Las remesas fueron el amortiguador en los hogares”, recalcó Juárez, y destacó que otro rubro en el cual hubo un mayor gasto, fue en el de salud.
El estudio identificó que cerca del 81% de los hogares reciben menos de US$300 mensuales, que equivalen a Q2 mil 332.10, y que no cubren el costo de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que a octubre de 2020 según el INE era de Q3 mil 589.
Juárez explicó que el 27% de los entrevistados respondió que las remesas les representan más del 50% de sus ingresos en el hogar, lo que se traduce en un apoyo económico con mucho peso en medio de la contracción de la economía.
El estudio identificó que el 37% respondió que la dependencia de las remesas les representa entre 25 a 50%, y 36% menos del 25% de sus ingresos totales.
Otra encuesta elaborada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en 2016, expuso que la población beneficiaria de las remesas es de 6.2 millones, que envían cerca de 1.8 millones de guatemaltecos.
Efecto de recuperación
El estudio destacó que el 33% de las personas que hacían despachos de remesas reportaron una caída de sus ingresos en EE. UU., y otro 32% aseveró que se quedó sin trabajo.
No obstante, Juárez aseguró que la recuperación se mostró en el segundo semestre del año, atribuida en primer lugar al comportamiento del mercado laboral hispano-latino, sobre todo en el de construcción –donde se emplea una buena cantidad de migrantes guatemaltecos–, y en el residencial –trabajos menores de albañilería o jardinería–.
“El flujo de remesas en Guatemala se incrementaba en la medida que la tasa de desempleo en Estados Unidos se reducía”, declaró el investigador, al recordar que la tasa se disparó hasta en 19% en abril, y luego se redujo a 8% en octubre, ambos en negativo. Eso significó que los guatemaltecos pudieron haber recuperado sus empleos.
Juárez declaró que la actividad de construcción se recuperó rápido en EE. UU., donde se ocupan muchos, no así en comercio, alojamiento y servicios de comida, donde se emplea otro fuerte de grupo de migrantes, en el que la recuperación no es tan rápida. Otros se cambiaron de actividad.
Las políticas económicas del Gobierno de EE. UU. para contrarrestar la pandemia también favorecieron directa e indirectamente la situación de los migrantes.
Juan Pablo Carrasco, presidente de la Cámara de Comercio Guatemalteco-Americana (AmCham), señaló que, el migrante es víctima y héroe a la vez: víctima, por la falta de oportunidad, inseguridad y discriminación, y héroe, por su valor, trabajo y esfuerzo sosteniendo a sus familias y a la economía.
¿Migraría, aún con la pandemia?
El informe analizó el comportamiento migratorio, las remesas y en ambas variables hubo cambio.
El analista Juan José López aseguró que la pandemia alteró los patrones que se mostraban en años anteriores, y las tendencias observadas en EE. UU., de donde provienen las remesas, así como el destino prioritario de los migrantes, en la búsqueda de mejores oportunidades de desarrollo.
Explicó que, debido a la pandemia, el 47% de las personas con intención de migrar prefirieron no hacerlo, otro 30% expuso que migrará a pesar de la pandemia y un 23% pospuso el viaje.
Eso significa que el 70% de las personas entrevistadas vio afectado su proyecto migratorio, ya sea por la cancelación o postergación.
Un estudio realizado por la OIM en 2020 sobre los efectos del covid-19 en la población migrante de Centroamérica y México, confirmó que la pandemia afectó el proyecto migratorio del 57% de las personas con una intención de migrar.
Ese comportamiento, según López, se debió a las restricciones de movilidad impuestas al inicio de la pandemia, que se reflejaron en el fortalecimiento de la seguridad y el cierre en las fronteras, sobre todo en Guatemala y México.