El trabajo híbrido es un concepto actual, en el cual las organizaciones se adaptan a trabajar en períodos alternados, entre el teletrabajo y la presencialidad. Y hablando de teletrabajo vale la pena separar el concepto del home office.
En este último, las organizaciones contratan los servicios de alguien a quien pagan sus labores y también recibe un pago por el uso de sus recursos, como el arrendamiento y servicios básicos.
En Estados Unidos, el porcentaje suele calcularse por los metros cuadrados de residencia y los dedicados a la oficina en casa. El que ocupe la oficina dicta el de los demás rubros para que se los pague su empleador.
El teletrabajo, en cambio, es una contratación donde la ubicación del personal es esencialmente fuera de las instalaciones de la empresa, solo se le provee equipo y herramientas.
En países como Perú, Argentina y Colombia ya existen leyes que regulan el teletrabajo. Colombia la tiene desde el 2008.
Pero regresando al trabajo híbrido como tema central, en Guatemala el camino se vislumbra difícil, en especial por nuestra cultura, pues estamos acostumbrados a que la única evidencia del trabajo que se puede registrar son las horas de oficina.
De ahí que sea tan imperativo marcar tarjeta o registrar de alguna manera las horas dedicadas a estar en el lugar, lo cual, por cierto, tampoco garantiza que se esté trabajando, sino solo la presencia del personal.
Y esta no es una apreciación personal: lo menciona la Guía para empleadores sobre el trabajo desde casa en respuesta al brote del covid-19, elaborada por la Organización Internacional del Trabajo.
Gabriel Navassi Díaz
Gabriel Navassi Díaz
Los negocios e industrias producen un artículo tangible y es necesario que las personas estén frente a la máquina.
Abundan las organizaciones poco flexibles con este tema, ¿y cuál es la razón? Su giro de negocio depende de la producción de bienes, como la mayoría de las empresas en Guatemala.
Los negocios e industrias producen un artículo tangible y es necesario que las personas estén frente a la máquina. Para estos casos la solución de trabajo remoto no es factible, sino solo la adecuación de diferentes jornadas que permita tener equipos de trabajo alternados.
La solución de trabajo híbrido será útil para todos. La interacción presencial siempre será necesaria en ciertos momentos, pero podemos decidir si asistir a oficina dos o tres días por semana, y arriesgarnos menos mientras trabajamos algunos días desde casa.
La clave para que funcione está en aprender a medir la productividad del personal en sus resultados, y no en tiempo presencial. Pero de eso hablaremos en otra ocasión.
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