Una de las medidas estrella que contenía esa intervención, según la emisora “France Info”, era una moratoria para las subidas fiscales y una bajada del impuesto sobre la renta.
Esa rebaja para las clases medias se financiaría con la supresión de diversas exenciones que benefician a los contribuyentes con mayores ingresos y una reducción del gasto público, entre otras medidas.
El jefe del Estado, que había programado su discurso como cierre del debate nacional que él mismo lanzó hace tres meses para dar respuesta a la crisis de los “chalecos amarillos” que estalló en noviembre, también iba a plantear indexar las pensiones inferiores a los 2.000 euros con la inflación.
Se trataba de lanzar un mensaje en dirección a un colectivo, el de los jubilados con ingresos bajos y medios, que le votó muy mayoritariamente en 2017, pero que se siente castigado por su Gobierno.
En concreto, el presupuesto de 2019 contempla un incremento del 0,3 % para las pensiones, muy por debajo de una inflación que se anticipa del 1,6 %.
Otra medida de la intervención aplazada del lunes, que favorecería sobre todo a las familias monoparentales encabezadas por mujeres, es la asunción por la administración de las pensiones alimentarias impagadas.
Macron también convertía en permanente la prima excepcional exonerada de todo impuesto de hasta 1.000 euros que autorizó con carácter excepcional en diciembre para aplacar las quejas de los “chalecos amarillos” sobre el poder adquisitivo.
Una cesión parcial ante ese movimiento de protesta sería la posibilidad de que se organicen los llamados Referendos de Iniciativa Ciudadana (RIC), que piensa limitar a cuestiones de interés local.
En paralelo, tenía pensado flexibilizar el uso del referéndum de iniciativa popular, ya contemplado en la Constitución, aunque ahora para activarlo hacen falta las firmas de 185 parlamentarios y del 10 % del cuerpo electoral, un umbral que se considera demasiado alto.
Para contentar a las zonas rurales, cuyo malestar se hizo patente con los “chalecos amarillos”, Macron se comprometía a que no hubiera en el resto de su mandato más cierres de escuelas y hospitales.
Y en reacción a las acusaciones de endogamia de las elites, el presidente iba a anunciar la simbólica supresión de la Escuela Nacional de la Administración (ENA), donde se ha formado una parte importante de la clase dirigente del país, incluido él mismo.
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