El directivo resaltó dos aspectos puntuales: la estabilidad macroeconómica y la importancia de contar con liquidez en el sistema, instrumentos que han ayudado al país en esta complicada coyuntura para una rápida recuperación.
Las perspectivas para el 2021 sugieren una mejora, pero con las respectivas medidas sanitarias, remarcó el presidente de la ABG.
Este es un extracto de la conversación sostenida por teléfono con el directivo.
—¿Cómo evalúan el comportamiento económico del país con la reciente actualización de crecimiento económico?
En Guatemala se han hecho bien las cosas.
El primer punto es que uno no puede saber en qué momento vendrá una crisis, pero lo que sí se puede hacer es estar preparado desde el punto de vista económico.
—¿Por qué razón?
Hay un buen manejo de sus finanzas de manera muy prudente.
Previo a la pandemia, el déficit fiscal —gastos programados que superan los ingresos— rondaba el 2%, la relación deuda/PIB 25% y estamos en una mejor posición respecto de otros países.
Entonces, eso permitía que el déficit fiscal se podría ampliar un poco, para apoyar a sectores y personas que estarían afectadas por la pandemia, y había espacio.
El segundo punto es que la Junta Monetaria tomó decisiones muy importantes y sobre todo muy rápidas, y fue el proveer liquidez al sistema, que ayuda mucho, y eso que los bancos pudieran entregar créditos y no cerrar su cartera, por ejemplo.
Y el tercer punto es que en Guatemala no fue como en otros países en su letalidad, y todos esos puntos ayudan a que el país salga muy bien.
—¿Qué visualizan al cierre del año?
Un decrecimiento de la economía en -1.5%, pero para el año entrante podamos crecer a una escala del 4%.
Reitero que estamos bien, si nos comparamos con Centroamérica, y puedo decir que de toda la región.
Es el menos malo de toda la región, y es aceptable en medio de este contexto.
—¿Con esta información cambia lo que al principio de la pandemia se había proyectado?
Sí, y percibimos que los agentes económicos están regresando a sus actividades a esta nueva normalidad.
Nos vemos en seis meses que exista una vacuna, utilizando la mascarilla, tomando precauciones, y debemos estar claros en que hay que regresar a trabajar, a invertir y volver a la normalidad, pero con prudencia.
Esta enfermedad quedará como otra influenza más.
—¿Qué dinámica observan para los siguientes meses?
Totalmente, y va a haber una recuperación paulatina y lenta.
Por ejemplo, para este año, el decrecimiento económico va a hacer -1.5%, y para el 2021, el crecimiento que se proyecta es de 3.5% y 4%, y eso da una pauta muy clara, en que vaya pasando el tiempo, la economía se estará recuperando y activando.
—¿Es casi una recuperación inmediata?
Será una recuperación en “V” —cae y se recupera rápidamente—.
Los guatemaltecos son muy trabajadores, y eso ha ayudado.
Pero otro tema relevante son las remesas familiares, y la última cifra es que se han recibido 4.2% arriba que el año pasado.
Es muy probable que se cierre a niveles del 5%, y vamos a recibir más de US$11 mil millones.
Las transferencias, no es parte del PIB porque no se generan; pero al venir a Guatemala, una buena parte se dirige al consumo e inversión, y contribuyen; es un motor que se tiene.
Insisto, hay una serie de aspectos que hacen suponer que Guatemala esté en una mejor posición.
Hay que pensar en proyectos, e invertir y seguir adelante.
—¿Qué papel representan las remesas?
Claro que son tan importantes, pero qué tan importantes, no tengo los elementos para decirlo.
—¿Qué otros motores productivos pueden aportar a mejorar la economía?
Tres motores importantes son la industria, comercio y agroindustria.
La industria y agroindustria deben seguir trabajando, y hay un leve incremento en los precios de las materias primas, y ojalá sigan subiendo.