Ante esa situación, el creciente envío de remesas para los países del Triángulo Norte de Centroamérica se ha convertido en una solución para las familias beneficiarias no pierdan la mayor parte de su poder adquisitivo.
Víctor Flores director del Departamento de Estadísticas Macroeconómicas del Banco de Guatemala (Banguat), declaró que desde el 2014 el comportamiento en los ingresos disponibles en los hogares guatemaltecos -desde la perspectiva de las cuentas nacionales- es más dinámico, respecto al ingreso disponible de las familias que está compuesto por la retribución al trabajo -sueldos-, el ingreso mixto y todos los ingresos que se puedan obtener por la vía del crédito.
En 2020, debido a la pandemia y la subsiguiente pérdida de empleos, los hogares reportaron una pérdida de dinamismo que, en promedio, es de 36% pero en ese año fue de 35%. Pero las remesas han ganado participación en los ingresos disponibles en los hogares, pues en 2014 eran de 10.8%, pero en 2020 sumaron el 15.6% y el porcentaje va en aumento.
Tales afirmaciones fueron parte de su disertación en el XVII Congreso de Remesas, Microfinanzas e Inclusión Financiera (Coremif) que organizó la Escuela Bancaria de Guatemala (EBG), donde también indicó que las remesas han provocado un saldo positivo en la balanza de pagos, dado que las importaciones han crecido con tasas menos dinámicas.
“Actualmente hay más ingresos de divisas, que egresos, lo que a su vez provoca un efecto en la estabilidad del tipo de cambio”, remarcó el director.
Remesas, el amortiguador
“Las remesas van a ser un amortiguador importante ante el escenario de inflación que se está viviendo a escala global y sobre todo, en Estados Unidos, en niveles no vistos en las últimas cuatro décadas”, afirmó Ricardo Rodríguez, de la firma consultora Central American Business Intelligence (Cabi).
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El especialista aseveró que hay una preocupación sobre el incremento de precio de los productos, que están creciendo más rápido que el ingreso de las personas en EE. UU., lo cual equivale a una pérdida de un valor adquisitivo y como no se pueden compensar los precios, se genera esa brecha, por lo que no se pueden mantener los ritmos de consumo.
Para el caso de Guatemala, El Salvador y Honduras, el crecimiento de las remesas familiares sí cierra esa brecha; así que, aunque los precios en la economía estén subiendo, las familias que reciben dinero del exterior cuentan con esos ingresos para compensar su poder adquisitivo. “Esto funcionará como un amortiguador importante ante el tema inflacionario, aseguró.
Citó como ejemplo, que solo el precio de los combustibles en 2022 ha crecido alrededor del 40% respecto al año pasado y “el aumento en uno de los insumos más importantes, también influye en los costos de transporte de una gran cantidad de bienes y servicios, por lo que obviamente, hay una reducción en la billetera de las personas”.
Y remarcó que, en El Salvador, la inflación ya está en 6%, a pesar de ser una economía dolarizada; en Honduras está arriba del 5% y en Guatemala, a febrero se reportó 2.98%, lo que parece bajo control. Pero ante la escalada de los precios de los combustibles y otras materias primas en marzo, se pudiera esperar que el indicador se elevará de alguna manera.
Un reporte del Consejo Monetario Centroamericano (SECMCA) mostró que, en enero de este año, la inflación en la región Centroamericana y República Dominicana (CARD) se situaba en 5.8% de lo cual, 4.7% es importado, mientras pronostica que para el cierre del ejercicio, el alza generalizada de precios será de 8.7%, contra 5.7% en el 2021.
Inclusión financiera
Sonia Pellecer, coordinadora de Remesas de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Guatemala, expresó que las remesas continuarán en crecimiento para este año, ya que los guatemaltecos son personas que tienen un más arraigo con su país, en comparación con los vecinos, y por eso es necesario continuar esfuerzos por la inclusión financiera de los migrantes y para sus familias.
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En el evento se destacó que el promedio de envío de remesas ronda entre US$450 a US$500 mensuales, y el mayor porcentaje se destina a atender las necesidades en el hogar. Es decir, para el consumo.
Ante lo que Rodríguez manifestó que existe una correlación muy fuerte y directa entre estas transferencias y el consumo, mientras se deja muy poco margen para el ahorro y la inversión.