Entre estas destacan la realización de operaciones mercantiles, sin antes inscribirse en la SAT, aunque la ley así lo disponga; no facturar la venta de bienes y servicios que realizan en los negocios, la no emisión de facturas, si los contribuyentes no las solicitan, con lo que se evaden el IVA y el Impuesto Sobre la Renta (ISR).
También facturar las ventas, pero no trasladar los tributos en las fechas correspondientes, por lo que estos contribuyentes caen en omisiones; o alterar documentos y registros con el propósito de no tributar de conformidad con los montos de sus transacciones.
Otras prácticas consisten en el ingreso de productos al país y sin pagar los derechos arancelarios y el IVA; reportar precios diferentes en las facturas por acuerdos entre vendedor y comprador; simulación de operaciones que parecen ser reales, pero el objetivo es defraudar al fisco.
Además, es común la elaboración de planes fiscales que incluyen mecanismos para obstaculizar la fiscalización del ente recaudador; realizar retenciones a proveedores y apropiarse de ese dinero; o crear empresas que están vigentes durante un tiempo y luego desaparecen.
Abelardo Medina Bermejo, analista del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), explicó que los dos mecanismos más importantes para evitar el pago de impuestos es: la elusión y la evasión tributaria.
La primera consiste en el aprovechamiento de disposiciones legales debidamente establecidas, para evitar el pago de impuestos, que revisten varias formas, entre ellas: las no sujeciones, las deducciones, las exenciones tributarias y los regímenes especiales.
Mientras que la segunda es una forma abierta de evitar el pago de tributos, a pesar de la existencia de disposiciones legales en donde se establece que deben cancelarlos. Las formas más comunes son el contrabando, la no facturación, la subfacturación y la facturación falsa, entre otras.
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Luego aclaró que el diferimiento para el pago de impuestos puede ser importante, más como una “estrategia de ingeniería financiera”, y que en Guatemala es muy utilizada porque el individuo percibe que, si no paga impuestos, él puede utilizar ese dinero para invertirlo o para pagar otros gastos que le ofrecerán cierto rendimiento.
Y asume que no existe riesgo de detección, que las multas y sanciones son muy bajas o espera que se autorice una amnistía tributaria. Entonces, al contribuyente le conviene dejar de pagar hoy y pagar en el futuro.
¿Cuánto representa la fuga?
Medina subraya que existen algunas mediciones sobre el llamado gasto tributario (lo que la SAT deja de recaudar debido a exenciones establecidas en ley) que se calculó en Q16 mil 170.2 millones el año pasado.
Sobre la evasión del ISR, en el 2017 (no hay mediciones más actualizadas) fue de Q24 mil 758.5 millones; en cuanto al IVA, el año pasado se estima en Q9 mil 83.2 millones. “Fácilmente, entre evasión y elusión tributaria, y recordando que no todo está calculado, se dejan de percibir Q56 mil 845.7 millones, algo así como el 81% de lo que recauda la SAT”, aseveró Medina.
Por otro lado, mencionó que no existe un cálculo oficial sobre el contrabando, ni tampoco hay uno sobre cuanto representan las deducciones que existen en la legislación nacional, ni de cuanto se deja de percibir por las transacciones electrónicas internacionales.
Al preguntarle a Paredes, ¿cuánto puede representar para el fisco la evasión, la elusión y las exenciones?, respondió que según experiencias de estimaciones de años anteriores podría estar entre el 2% del PIB que puede significar unos Q12 mil millones, pero advierte que es un dato que se debe corroborar con metodologías que practica la SAT, en función del consumo y niveles de evasión.
Lo que dice la SAT
La SAT presentó ayer su Plan Estratégico Institucional (PEI) y el superintendente Marco Livio Díaz, destacó que los contribuyentes están obligados a cumplir con el fisco, pues ese dinero se utiliza para el sostén del presupuesto público y a cambio, los ciudadanos reciben bienes y servicios que presta el Estado.
Al hablar del incumplimiento del IVA y con el reporte más actualizado, los cálculos indican que la evasión del IVA ascendió a Q9 mil 83 millones, que fue menor en 2020 a la estimada en 2019 (Q10 mil 378 millones), y parte de esa tendencia estaría explicada por los efectos de la pandemia, sobre todo por el encierro que provocó un decrecimiento de la economía.
Por lo tanto, la tasa del incumplimiento del IVA fue de 24.61% en 2020, mientras que en el 2019 fue de 26.29%; en orden inverso, la tasa de cumplimiento del IVA el año pasado representó 75.39% y fue mayor al 73.71% del año previo.
No obstante, del 2013 al 2020 -únicos datos disponibles- la evasión se calcula en Q72 mil 683 millones, según el reporte de la Productividad, Eficiencia e Incumplimiento de ese impuesto. Esa cifra es superior a la del gasto de funcionamiento propuesto en el proyecto de presupuesto para 2022, que es de Q70 mil 420 millones.
El funcionario añadió que uno de los objetivos del PEI 2021-2025 es aumentar la recaudación de manera sostenida y reducir la brecha del incumplimiento tributario, con el apoyo de herramientas electrónicas que impactarán en una mejor cobranza de impuestos, así como reducir la evasión del ISR y del IVA.
Uno de los resultados esperados es que en el quinquenio se pueda disminuir al 22.5% el incumplimiento tributario del IVA y 10% el del ISR del régimen de actividades lucrativas, y según el superintendente son “factores que se pueden alcanzar”, luego de poner en práctica tres estrategias, siete metas y 24 acciones estratégicas.
Más controles
En el PEI hay un capítulo que trata sobre el sistema de control de cumplimiento tributario, y se han priorizados seis mil contribuyentes, de los cuales 1 mil 216 son especiales medianos, 1 mil contribuyentes grandes para las regiones, Nororiente, Central, Sur y Occidente, así como 585 grandes especiales y 209 de comercio exterior.
Díaz explicó que estos contribuyentes aportan el 85% de la recaudación y aunque están diluidos, son prioritarios. Y que se aplicará el sistema de administración de indicadores para establecer si son de alto, mediano o bajo riesgo.
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En cada uno de los módulos de riesgo, se identificaron aspectos como contribuyentes a fiscalizar, índice de presión tributaria, análisis por sector económico, programas de combate al fraude y evasión y la gerencia de investigación fiscal. De esa cuenta, para el 2022 se establecieron 12 programas de fiscalización, con un perfil transversal.
¿Cuánto podría recuperarse?
Medina expuso que la SAT tiene un potencial de recaudación, pero deben existir estrategias ya que no depende solo de esa institución, sino también del Ministerio de Finanzas.
“En la práctica, las instituciones financieras internacionales estiman que se debiera exigir como mínimo a la institución recaudadora una reducción de la evasión y elusión de impuestos de entre 0.3 y 0.6% del PIB en forma anual.
Sin embargo, si el propósito es real, se podría hablar de aumentar la recaudación, incluso hasta en 1% del PIB anual que equivale a unos Q6 mil millones. Lamentablemente el sistema actual, con el que Finanzas y la SAT acomodan las metas de recaudación a su conveniencia, no lo permiten”, concluyó.