El reporte parte de las preocupaciones por una nueva recesión en EE. UU., que a su vez ha causado varias caídas en las bolsas de valores, aparte de una reducción de 1.5% en el crecimiento económico del primer trimestre del año y las ganancias decepcionantes que reportaron algunas empresas de retail -minoristas- asociados a que la inflación aumentó significativamente sus costos.
El informe hace mención que ha incidido el incremento de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal y el temor de que estas medidas provoquen una recesión, todo lo cual se estaría reflejando en Guatemala, por lo que las autoridades monetarias ya enviaron señales al ajustar en 25 puntos básicos la tasa líder de interés a finales de mayo, por lo que ahora se ubica en 2%.
Por aparte, en el apartado de ¿se concretarán los temores sobre una posible recesión en EE. UU?, el boletín hace mención que hay señales claras de un enfriamiento de la economía estadounidense, y anticipa que el crecimiento 2022 será bastante inferior al reportado el año pasado. El documento subraya que no queda claro si eso sucederá este año.
Eso sí, todo dependerá de cuanto más aumentará la tasa de interés por parte de la Fed para contener la inflación en EE. UU., y a la vez, cómo se desenvuelve el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Impacto en Guatemala
Para Guatemala, el reporte precisa que ya se está observando que el consumo está menguando, asociado a un repunte inflacionario originado principalmente en el encarecimiento constante de los combustibles, a pesar de los subsidios aprobados.
Además, el documento cita que la recaudación fiscal ha sido perjudicada y como ejemplo, se indica que, de enero a abril, la cobranza del impuesto al valor agregado (IVA) doméstico -que registra las operaciones de consumo-, tuvo el crecimiento más bajo de los últimos seis años, con 2%, lejano al 14.9% logrado en el mismo período del 2021.
Por el contrario, la recaudación del IVA de importaciones tuvo un alto crecimiento, muy similar al año pasado, pero los motivos serían distintos: En el primer cuatrimestre del 2021, el valor en dólares de las importaciones de bienes duraderos y semiduraderos aumentó 32% y 36.6%, pero influido por un mayor de volumen importado de estas mercancías y no por el aumento de precios.
Al analizar las cifras de enero a abril, pero del 2022, el valor en dólares de las importaciones de estos bienes aumentaron 15.9% y 18.8%, que es una cifra alta, pero está asociada al incremento promedio de los precios, de entre 18% y 21%, pues la cantidad de adquisiciones cayó entre 2% y 2.3%.
El análisis señala que las personas están importando menos este tipo de productos, y más los relacionados con alimentos, aunque al final se está pagando más.
Interpretación
Paul Boteo, director ejecutivo de la Fundación Libertad y Desarrollo, aseguró que los efectos de la inflación primero se verán en el consumo (lo que ya está sucediendo), pues las personas están percibiendo el encarecimiento de los productos y ahora tiene que destinar más dinero para comprar lo mismo o hacer un ajuste en términos de cantidad, pues va comprando menos.
“El aumento de la tasa de interés líder tiene como objetivo que las personas compren menos, para enfriar la economía, lograr que caiga la demanda agregada y eso, a su vez, provoca que los precios empiecen a bajar”, afirmó el director, y recordó que el consumo creció exponencialmente después de la pandemia, lo que estaba presionando la inflación.
Tanto la Fed, como otros bancos centrales y el caso de Guatemala a finales de mayo, están tratando de contener ese consumo, pues las personas no se van a endeudar tanto con el aumento de las tasas de interés, y eso también lograría que las presiones inflacionarias empiecen a disminuir.
Boteo reiteró que ya se observa una reducción en la tasa de crecimiento del IVA doméstico (2%) en el cuatrimestre y eso significa que las personas están comprando menos, o la otra hipótesis puede ser que los compradores se están dirigiendo a la economía informal. Pero al final, el administrador tributario termina recaudando menos.
En cuanto al IVA de importaciones, dijo que los agentes económicos están adquiriendo menos bienes de consumo duraderos y semiduraderos porque las empresas están reduciendo sus gastos, lo cual indica que la economía empieza a registrar problemas, a bajar los volúmenes de esos productos que no son urgentes y solo a privilegiar el consumo de bienes no durables como los alimentos.
El directivo remarcó que hay situaciones de alarmas en las empresas que tienen que ver con un shock fuerte en sus costos, “que ya se están incrementando hasta 41.6%, que es algo terrible”. Además, se están importando menos bienes de capital, o sea que las empresas están invirtiendo menos y eso debe “encender las alarmas”.
“En dos platos: las personas están reduciendo el ritmo de compra y están cayendo las importaciones; eso significa que las empresas están reduciendo sus niveles de inversión y es lo que pasa cuando se incrementan las tasas de interés”, precisó.
Mucha cautela para el 2023
Boteo enfatizó que hay una percepción de optimismo, pero en realidad hay que verlo desde el punto de vista de la demanda, pues no es que la economía esté creciendo por ser más productiva. “En todo caso, la economía está regresando a los niveles anteriores, pero también a observar tasas de inflación elevadas, no solo en Guatemala, sino a escala mundial, pues hubo un contagio de euforia para consumidores e inversionistas”, manifestó.
Por lo tanto, recomendó cautela ante el encarecimiento de las materias primas (sobre todo, importadas), así como de la maquinaria y equipo.
A su juicio, en el siguiente semestre, el consumo se mantendrá porcentualmente bajo y no hay señales de que vaya a caer, pero está perdiendo dinamismo. Para el 2023 podrían cambiar las expectativas, pero en lo que resta del 2022, se mantendrá la dinámica, aunque todo depende de hasta dónde lleguen la inflación y las tasas de interés.
“Para 2023 debemos ser más cautelosos en las expectativas porque entonces se podría ver una situación más complicada”, concluyó.
Comportamiento anormal
Hasta abril pasado, la recaudación tributaria llegó a Q31 mil 194.4 millones, 16.2% más que en el mismo período del 2021, en tanto que el IVA de importaciones aportó Q8 mil 236.4 millones (29.8% más) y los derechos arancelarios crecieron 14.9%.
El impuesto sobre la renta (ISR) también subió 23.9% en ese plazo, llegando a Q9 mil 568.5 millones y otros tributos como el de distribución de bebidas, reporta un aumento de 17.6%. Sin embargo, el IVA doméstico por compras locales, uno de los más importantes del sistema tributario, solo registra 1.9% de crecimiento, llegando a Q6 mil 462.7 millones, en términos acumulados.
Fernando Spross, analista económico de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa) comentó que en los dos recientes meses, se observó un incremento mucho menor al registrado en otros impuestos, ya que a marzo, el acumulado solo creció 0.6%.
En tanto que en enero y el dato acumulado a febrero, el comportamiento fue negativo con bajas de -3.3% y -1% respectivamente.
Según Spross, ese efecto se puede deber a que algunos sectores aún no se recuperan del todo del impacto de la pandemia del covid-19, y presentan disminución en su recaudación. Entre estos, transporte y comunicaciones, actividades profesionales, turismo y otros servicios.
Sin embargo, a consideración del analista se ha visto un esfuerzo importante por parte de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) en la parte de recaudación relacionada con el comercio exterior, no así en la parte de impuestos internos.
Érick Echeverría, gerente de gobernanza de datos de la SAT, comentó que el comportamiento de abril empezó a denotar cambios en esta línea y muestra un crecimiento de forma acumulada, pero también en el comparativo mensual interanual.
El funcionario indicó que se debe tener cuenta que durante el año 2021 se dieron pagos atípicos en el primer trimestre del año, a raíz de inversiones por ventas de empresas. También se registró un comportamiento así al final del año con la venta de Tigo a Millicom.
Estos se consideran pagos atípicos que no están asociados a un comportamiento económico o dinámica normal, aspecto que se reflejó en los primeros tres meses del año pasado. Agregó que también se debe observar el comportamiento por mes, de forma interanual.
Según los datos estadísticos de la SAT, de los ingresos brutos en esos períodos, la comparación interanual de enero fue negativa cuando reflejó -3.33. El interanual de febrero ya se mostró positivo con 2.13% más; el de marzo en 4.74%; y en abril, 6.20%.
También se debe tomar en cuenta el comportamiento de las exportaciones, ya que estas constituyen crédito fiscal. “La baja pudiera derivarse de un menor consumo de las personas debido al aumento de los precios o que cambiaron sus hábitos de compra, dejando de comprar en establecimientos que emiten factura y trasladarse a otros que no la emiten. Entre ellos, los mercados”. Aunque indicó que este extremo no se ha verificado.