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Los costos para preservar la salud también suben en Guatemala y los hogares deben pagar la mayor parte de ellos

En tres años y medio, los precios de la división de salud han aumentado un promedio de 11%, incluidas las consultas médicas, y las familias pasaron de pagar el 52.2% de esos gastos en 2016 a 64% en el 2020.

Servicios médicos y medicamentos también subieron de precio. (Foto, Prensa Libre: Hemeroteca PL).

Servicios médicos y medicamentos también subieron de precio. (Foto, Prensa Libre: Hemeroteca PL).

El Índice de Precios al Consumidor (IP) calculado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) incluye varias divisiones o categorías que agrupa gastos básicos, que es la unidad mínima con la que se computan los precios.

Una de estas divisiones es la de salud, que contiene 20 gastos básicos o productos, entre medicamentos y suplementos, vacunas, consultas médicas, servicios de laboratorio, exámenes radiológicos y hospitalización. Con la información disponible se puede observar qué pasó antes, durante y después de pandemia, explicó Fredy Gómez, analista de la firma Cardinal:

Entre diciembre del 2019 y junio del 2023 los precios de la división de salud variaron 9.05% en promedio según el índice, y si se compara con el 2018 el aumento fue de 11.5%. Es decir que en tres años y medio, el incremento de precios fue de alrededor de 11%.

“También yay que tomar en cuenta que en ciertos grupos de personas con enfermedades crónicas, el porcentaje de ingresos que destinan a su salud es muy alto; por ejemplo, los diabéticos e hipertensos y esa alza de 11% les representa un impacto muy importante, aunque en personas sanas o que enfrentan algún imprevisto de salud, el efecto no es tan importante”.

En el 2018 en índice de precios de la división de gasto de salud estaba en 121.31, en el 2019 había pasado a 124.02, y al 30 de junio del 2023 estaba en 135.25.

Esto refleja que antes de la pandemia, en el 2019 los precios venían creciendo 2.23%; en el primer año de covid-19 subieron un porcentaje similar con 2.22% y en el 2021 se reportó un alza de 1.57%. Sin embargo, en el año 2022 aumentaron 3.56%, casi el doble del año anterior y a junio recién pasado, iba casi va a la mitad de lo registrado en el 2022, con 1.42%.

Esto refleja que los precios subieron sustancialmente en época pospandemia y en el 2023 no han bajado, a pesar de que el dato de inflación está bajando, no así los de la canasta básica.

Al comentar algunos gastos, dijo que en ese plazo, buena parte de los gastos de salud se debe al aumento de tarifas por consultas médicas, pero también se observan aumentos en medicamentos. Por ejemplo, en el 2021 los precios subieron considerablemente en esos servicios y siguieron con ese comportamiento en el 2022 y en el caso del 2023, con datos al primer semestre, los precios ya no bajaron.

Según las variaciones porcentuales, las consultas médicas subieron 6.5% al cierre del 2021 y 7% en el 2022, mientras que en el primer semestre del 2023, el alza es de 0.07%, decir en dos años y medio, el aumento es de 14%. Lo que se observa es que tuvieron alzas considerables en los dos años mencionados y aunque en los primeros seis meses del 2023 el alza es menos pronunciada, los precios tampoco han bajado.

Si la consulta costaba Q150 en el 2020, al 2021 pasó a Q160 y al 2022 a alrededor de Q170, y otro aumento leve en el primer semestre del 2023. Los chequeos con ginecólogos subieron alrededor del 10%, entre el cierre de 2020 y junio del 2023, y la consulta odontológica lo hizo en 14.7%. También aumentaron los precios de exámenes y servicios de hospitalización en alrededor de 7% y 4% respectivamente.

Durante el primer año de la pandemia las personas no fueron mucho al médico, aplazaron o suspendieron sus tratamientos, y muchos se enfermaron o empeoraron, pero por ello es importante ver el comportamiento de varios años.

 

“Los precios se determinan en el mercado y el de la salud no es la excepción”, dijo Gómez al explicar que por el lado de demanda de servicios hay presión sobre los precios porque se viene saliendo de la pandemia y más familias están reactivando sus controles médicos y sus tratamientos. Por el lado de la oferta en algún momento hubo escasez o atraso de entregas en medicamentos en su momento derivado de la crisis de contenedores, los problemas con las materias primas y posteriormente, las alzas por la inflación en todo el mundo.

En medicamentos se pueden ver algunos relacionados con el covid-19 y otros estacionales como los antigripales que tienen casi tienen un 10% de aumento en dos años y medio; los analgésicos y antiinflamatorios, alrededor de 5%, y similar comportamiento refleja el mucolítico y broncodilatador e incluso las vitaminas y minerales, según datos generados por el INE.

 

“Es necesario recalcar la importancia de las políticas públicas para esta división de gasto, como los registros y autorizaciones, la importación, la provisión a farmacias con precios subsidiados y la competencia en el mercado”, recomendó el especialista.

¿Quién paga?

En el 2016, los hogares financiaron con sus propios recursos y de forma directa el 52.2% del gasto en salud; sin embargo, al 2020 (último dato disponible) subió 11.8 puntos y llegó a 64%, comentó Carmen Salguero, analista de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa).

Ello, considerando que el 2020 fue el primer año de pandemia donde muchas personas debieron gastar más en salud, pero no ha habido una reducción drástica en los gastos de bolsillo en años más recientes, por motivos como la inflación registrada en el año y medio reciente.

Se consideran gastos de bolsillo en salud los recursos que destinan las personas u hogares para tratamiento o curación adicionales a los que cubren servicios como el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) o un seguro privado.

Aunque los servicios de salud del ministerio se pagan con impuestos, los del IGSS con las cuotas patronales y laborales, y el seguro privado con ingresos propios, estos no cubren todos los tratamientos, medicamentos o gastos en los que se incurren, y se hacen pagos adicionales.

Los datos del 2016 fueron generados por el Estado, y luego Fundesa hizo un ejercicio usando las mismas fuentes como el informe de cuentas nacionales en salud, pero con datos actualizados al 2020. Por lo tanto, hacen falta estadísticas en salud más actualizadas además de que el MSPAS dejó de divulgar mucha información.

“El gasto de bolsillo es todo lo que se necesita para curarse de alguna enfermedad o atender problemas de salud por fuera del gasto público en salud, o si está afiliado al IGSS o tiene seguro privado y no lo cubren todo, sino que hay que realizar algún gasto extra”, explicó al indicar que se calcula que 11 millones de guatemaltecos no tienen ningún tipo de seguro y tampoco IGSS.

“Ese gran bolsón poblacional depende directamente de tener acceso gratuito a los servicios de salud del ministerio o pagarlo de sus propios recursos porque al llegar a un puesto de salud o a un hospital, si no hay medicamentos, las personas deben comprarlos por su cuenta. Si tiene un seguro privado, se considera gasto de bolsillo todo lo que el seguro no cubre”.

Actualización de cifras

Hugo Allan García Monterrosa, subgerente técnico del Instituto Nacional de Estadística (INE) explicó que en la nueva Canasta General de Consumo que se elaboró con los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de Hogares (Enigh), se identificaron diversos productos y servicios.

En los servicios nuevos que entrarán en la canasta, están los de consultas médica especializadas al ginecólogo y cardiólogo y ya no solo la consulta general médica y pediátrica.

La Enigh tiene como objetivo medir el patrón de consumo en los hogares y se contará con la nueva Canasta Básica de Alimentos (CBA) y Canasta Ampliada (CA), aparte de brindar información reciente de las condiciones de ingresos y gastos de las familias guatemaltecas.

En cifras

  • El sistema de salud guatemalteco está fundamentalmente respaldado por el gasto de bolsillo, según lo expuesto por la analista de Fundesa en base al análisis técnico sobre el financiamiento del gasto en salud en Guatemala correspondiente al 2016 elaborado por el Ministerio de salud.
  • Los hogares financiaban con sus propios recursos y de forma directa el 52.2% del gasto en salud en el 2016, y el 64% en el 2020.
  • Según la estimación del 2020 referida por la fundación, 9.2 millones de personas son atendidas por el MSPAS y 1.5 millones por el sector privado u ONGs, aunque deben costear parte del tratamiento institucional y adicionalmente comprar los medicamentos, o todos los servicios.
  • El aumento de precios se deriva de que todos los costos para financiar la salud han aumentado principalmente por la pandemia y la inflación registrada en diversas divisiones de gastos.
  • Guatemala es el país de Latinoamérica donde las medicinas y el costo de tratamientos médicos, está por arriba del 500% comparado con El Salvador o México, explica Carmen Salguero, analista de Fundesa.

Con información de Urias Gamarro