Lo datos son parte del Balance Energético del país divulgado esta semana por el Ministerio de Energía y Minas (MEM), medición que representa todos los tipos de recursos energéticos en miles de barriles equivalente de petróleo (KBEP).
Romeo Rodríguez, consultor en energía y ex viceministro de energía, dijo que a pesar de que muchas personas han migrado de las áreas rurales a urbanas, lo que podría suponer un cambio en la forma de cocción de los alimentos, el comportamiento se debe a la falta de poder adquisitivo.
A consideración de Rodríguez, es altísimo que 55% de la demanda energética se cubra con leña, y afirma que su uso es estructural.
Aunque datos del Instituto Nacional de Bosques (Inab) señalan que es más caro pagar la leña que el consumo mensual de gas, Rodríguez refiere que la situación en el país se debe a que son los miembros de las familias los que salen a recolectarla, principalmente niños.
En Guatemala dos tercios de la población usa leña y según un registro del 2013, cada año se consumen unos 27 millones de metros cúbicos de leña, que equivalen alrededor de US$600 millones.
Ese mismo año se puso a funcionar un programa que dispondría 65 mil estufas de uso eficiente de leña para reducir su demanda, pero no se concretó.
El Inab impulsa programas de bosques energéticos para cultivar leña.
Luis Arroyo, Director de Estadísticas Continuas del Instituto Nacional de Estadística, indicó que el consumo de leña significa el 2.12% dentro del consumo mensual de la canasta básica vital.
Rodríguez refirió la mejora del índice de electrificación —más usuarios conectados— y precios de combustible, como el gas podrían permitir que sea más accesible migrar de leña a gas.
Otros consumos
Con la medición del MEM también se pudo establecer que el consumo de electricidad creció 6.13% y el de derivados del petróleo —principalmente diésel y gasolina—, 6.46%.
El sector residencial es el que más consumo representa con el 59.34%; le sigue el de transporte, 26.73%, y la industria con 8.08%.
Según Rodríguez, la baja en los precios en la energía eléctrica y de los derivados del petróleo han permitido aumentos en la demanda de esos energéticos.
Respecto a la contaminación, con emisión de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2), el informe refiere que es el transporte terrestre es el que más emite, con 50.05%.
Señala que a pesar de los cambios para diversificar los recursos con los que se genera la electricidad se produce 32.93% de emisión de gases, mientras que la industria manufactura y construcción, 11.12%.
Daniel García, coordinador de los Programas Administrador de la energía y de la iluminación que busca uso eficiente de la energía en la industria refirió que desde el 2015 a la fecha se han ahorrado unos Q3 millones y Q4 millones en gastos en ese suministro.
“La industria esta evolucionando mucho en transferencia de tecnología y auditorias energéticas” pero refiere que aún hacen falta programas nacionales para impulsar esos cambios tanto en la industria como en el área residencial.
En conclusión, a consideración de Rodríguez, la baja en los precios en el energía eléctrica y en los derivados del petróleo han permitido también aumentos en la demanda de esos energéticos.