A su vuelta pensaron que “sería una vergüenza dejar perder todo este estiércol y contaminar el ambiente cuando es posible transformarlo en electricidad”, explica Kamal en la sala de ordeño, donde las vacas se desplazan lentamente.
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Fue así como decidieron poner en marcha un sistema de metanización, que permite producir gas a partir de materias orgánicas, el primero en los Territorios Palestinos, donde las energías renovables se limitan en general a los paneles solares.
Para ayudarles en su proyecto, los hermanos Jebrini acudieron a Maher Maghalseh, un especialista en energías renovables de la universidad politécnica de Hebrón.
Esta ciudad, cercana a su granja, es el principal centro comercial y económico del sur de Cisjordania, un territorio palestino ocupado desde hace 50 años por el ejército israelí.
Para poner en marcha la metanización agrícola, el profesor de universidad Maher Maghalseh hizo traer varios ingenieros y un enorme generador desde Alemania, un país conocido por su experiencia en energías verdes.
También movilizó a estudiantes, algunos de los cuales viajan al extranjero para perfeccionar sus conocimientos.
Kamal al Jebrini puede ahora enseñar con orgullo dos inmensos silos donde está almacenado el estiércol y el biogás, que hay que enfriar antes de utilizarlo.
Gracias a este procedimiento, las treinta toneladas de excrementos que generan cada día las vacas de los Jebrini permiten producir 380 kilovatios por hora.
Según Kamal es una cantidad suficiente como para no tener que pagar ni una sola factura de electricidad de su empresa, que produce leche, yogures y otros productos lácteos vendidos en toda Cisjordania y también en Jerusalén.
Todavía le queda un excedente de electricidad que entrega a una compañía local.
El 90% de los 5.3 gigavatios de energía que consumen los territorios palestinos proceden de Israel. En algunos casos pagan la factura las autoridades locales o la Autoridad Palestina.
Problemas de suministro
En Cisjordania no hay ninguna central eléctrica.
El 90% de los 5.3 gigavatios de energía que consumen los territorios palestinos proceden de Israel. En algunos casos pagan la factura las autoridades locales o la Autoridad Palestina.
Israel, que ocupa estos territorios, reclama con frecuencia facturas impagadas y no duda en cortar el suministro eléctrico a ciudades enteras para obligarles a pagar.
Es el caso de los cerca de 450 millones de euros que la compañía eléctrica israelí reclama a Cisjordania y Jerusalén Este.
Además del problema de los impagos y de las difíciles relaciones con Israel, los territorios palestinos ocupados también tienen el problema del mal estado de la red eléctrica.
Cerca del 4% de las localidades palestinas no están conectadas a la red, según cifras oficiales.
La mayoría de pueblos no conectados se encuentran en la gobernación de Hebrón, por lo que el proyecto de los Jebrini podría crear escuela, según Maher Maghalseh.
La generación de energía, que no parece inmutar a las vacas de la granja, suscita en cambio grandes esperanzas para sus propietarios.
“En la próxima fase utilizaremos otro general para producir 650 kilovatios por hora y a largo plazo un megavatio por hora”, explica Maghalseh, una producción que permitirá alimentar “unas 300 casas”.